¿Qué puede enseñar san José hoy a la Iglesia?
San José No fue mártir, no se le conoce palabra alguna. Se sabe poco de él. Sólo que hizo lo que cualquier padre habría hecho: cuidar de su esposa y de su hijo. Y precisamente por ello, es tan grande.
San José es una de las figuras bíblicas más desconocidas, que sin embargo ha suscitado históricamente gran devoción en la Iglesia. ¿Quién era este hombre y qué se sabe en verdad de él?
Los datos que poseemos sobre san José los aportan los evangelistas san Mateo y san Lucas. Sabemos que era un hombre “justo”, elegido por Dios para que desposándose con la Virgen María hiciera las veces de padre legal de Jesús a los ojos de sus contemporáneos.
San José, a pesar de desempeñar un papel secundario en el Evangelio, es quizás por ello un modelo excelente de virtudes: la humildad, la sencillez, la laboriosidad y otras muchas, destacando por encima de toda la fe. No olvidemos que el texto sagrado lo denomina “varón justo”, con toda la fuerza que tiene dicha expresión.
Por otro lado, qué duda cabe que al potenciar la figura de san José, indisolublemente unido siempre a Jesús y a María, se está destacando el papel ejemplar de la Sagrada Familia de Nazaret, especialmente en un momento histórico como el nuestro en el que la familia está sufriendo poderosos ataques desde diversas instancias.
Venerar a san José es poner delante de los ojos la figura de un excelente padre de familia, cuya única misión consistió en ser custodio y guardián de sus dos más preciados tesoros: su esposa, la Virgen, y el hijo que él no engendró, Jesucristo el Señor, nacido por obra y gracia del Espíritu Santo, pero al que quiso más si cabe que si hubiera sido de su misma sangre.