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Semana Santa 2024

La Iglesia Primitiva Que Comparte Las Cosas (2a. Parte)

(Hechos de los Apóstoles 2:42-47)

 

Los construyeron las primeras iglesias siguiendo las palabras y obras de Jesús. “Todos en uno, compartieron todas las cosas según la necesidad de cada uno.”

La siguiente historia que os voy a contar os explicará esto con más facilidad.

Una persona que le fue concedido el permiso de ver el infierno vio lo siguiente: en un llano había muchos agujeros redondos, con dos metros de profundidad cada uno. En cada agujero había diez condenados que estaban sentados al borde del hoyo, mirando hacia abajo. En el fondo del agujero había suculentos manjares. Cada uno tenía un brazo atado, pero disponían de palillos de dos metros de largo que les permitían coger los alimentos. Pero como los palillos eran tan largos, no podían llevarse la comida a la boca. Por eso todos los condenados estaban hambrientos.

La persona que estaba contemplando este panorama, cayó en la cuenta de que el castigo consistía en la frustración eterna, y le pareció un sistema muy bien pensado.

Después, se le fue concedido también el permiso de contemplar el Cielo. Pero cuando entró en el cielo, se desilusionó al ver una situación parecida a la del infierno. Sin embargo, al fijarse bien, se dio cuenta de que una de las personas que estaban sentadas en el hoyo, cogía con los palillos un pollo asado para dárselo a uno que estaba en frente, y el otro le cogía un pescado frito y se lo pasaba a la boca del otro. El de la derecha cogía una ternera para la persona de la izquierda, mientras que esta última cogía un trozo de pastel para la de la derecha. Y todos estaban saciados.”

Que este mundo sea un infierno o un paraíso, depende de nuestro egoísmo o nuestra solidaridad.

Aunque yo me imagino también ahora una situación mucho peor que la que se ha visto en el cuento que os acabo de contar. Es una situación que describe cómo es la sociedad actual. Los fuertes, es decir, los que tienen posesiones y títulos y son poderosos, bajan hasta el fondo del hoyo para comerse a su antojo todos los manjares y parten los palillos que tratan de coger los alimentos desde arriba o impedir a otros que traten de bajar. Es una situación muy fea.

Recemos para que el mundo después del Covid-19, aún en medio del capitalismo, sea un mundo que se basa en el espíritu de la iglesia de los primeros tiempos.

 

 

J. Garralda

 

 

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