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La Fe De Tomás Y La Nobleza De Jesús

(Juan 20:19-31)

 

En este párrafo, se ve a Tomás con una envidia infantil. Quizá pensó que como Jesús se había aparecido cuando él no estaba presente, a él le habían ignorado. Por eso protestó diciendo que nunca creería.

 

Pero Tomás admitió su error con humildad y sinceridad. Al final tenía buen fondo. Fue él quien dijo animando a sus compañeros,

Vayamos con Él y muramos con Él (Juan 11;16)”

Cuando Jesús decidió ir a la ciudad peligrosa de Jerusalén para resucitar a Lázaro. Él amaba a Jesús hasta el punto de que no le importaba morir si estaba junto a Jesús.

Por eso exclamó, “Mi Señor y Dios mío” y regresó a la fe humilde desde la arrogante incredulidad. Fue el primer discípulo que admitió que Jesús es Dios. Se convirtió en el que cree sin ver que Jesús es Dios.

Por otra parte, Jesús mostró una actitud noble ante el error de Tomás. Jesús, con su frescura, no ignoró a Tomás con una expresión fría, sino que fue al encuentro con él para hablarle directamente, y le dijo lo que debía decir sin emplear un tono de enfado, sin repetir las palabras, y decidió creer en el arrepentimiento de Tomás.

Nosotros también querríamos ser ese Tomás y ese Jesús.

 

J. Garralda

 

 

 
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