En la declaración de emergencia
La archidiócesis católica de Tokio
El Señor Resucitado, quien prometió a sus discípulos: "Siempre estaré con ustedes, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:20), nos invita a vivir una vida nueva. A pesar de la difícil situación de propagación de esta enfermedad infecciosa, creemos que el Señor estará con nosotros hoy, sin darse por vencido.
Ante la crisis de la vida, somos conscientes de las debilidades de los seres humanos y decimos: "Seamos muy felices y orgullosos de nuestras debilidades para que el poder de Cristo pueda residir en mí". Nos recuerdan las palabras de Pablo (2 Corintios 12: 9). El mundo que busca ayuda necesita el poderoso poder de Dios para superar nuestras debilidades.
Así que quédese en casa el mayor tiempo que pueda. No es un esconderse por miedo, sino una acción positiva para proteger la vida de todos.
Al mismo tiempo, recemos para que las personas que, por diversos motivos no se pueden quedar en casa, el Señor los proteja con su mano protectora. Oremos para que todos los profesionales médicos que trabajan arduamente protegiendo la vida de los demás, también puedan proteger su propia vida. Oremos para que Dios conceda la salud a aquellos que se encuentran camas de hospital.
Ante las dificultades, queremos esforzarnos por unirnos en el amor y el afecto de Dios ayudándonos unos a otros, apoyándonos, respetándonos y en solidaridad. Caritas Japón también ha comenzado a recaudar fondos para apoyar estas actividades para proteger la vida.
Mientras se levanta el estado de emergencia, continua la suspensión de actividades de la iglesia, incluida la misa. Y en el momento que se haga hay que hacerlo con mucha cautela. Sobre esto les estaremos avisando.
Aunque no podemos reunirnos, estamos conectados espiritualmente unidos en un solo cuerpo en el que Jesús que está con nosotros. También son parte de este cuerpo todos los que se estaban preparando para el bautismo para la Pascua de este año, pero aún no se han bautizado. A los candidatos al bautismo les pedimos oren con todos en la comunidad para que el poder de Dios gobierne el mundo mientras se quedan en sus respectivos lugares.
Que Dios los bendiga a todos
27 de abril de 2020 Arzobispo católico de la Arquidiócesis de Tokio Isao Kikuchi