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El mandamiento del amor

Un nuevo mandamiento os doy: Amaos los unos a los otros, como yo os he amado.” (Juan, 15:12 al 17)

 

La Torá está plagada de mandamientos que son pequeñeces. El mandamiento de Jesús es solamente uno.

Indudablemente, no basta con ese mandamiento. Si no tuviéramos normas de circulación, la ciudad se volvería loca con un montón de accidentes.

Pero el mandamiento del amor es la base de todos los mandamientos, y pone muy claro el fin que tienen otras reglas. Como dijo Ángela Merkel, para superar el Covid-19, es importante tener respeto a las personas, además de las mascarillas y las distancias que debemos guardar. Eso es lo básico.

El mandamiento del amor da flexibilidad y fuerza impulsora a las reglas. Por ejemplo, los verdaderos modales no consisten únicamente en las costumbres que son distintas en cada país y en cada época. La finalidad de los modales consiste en mantener un ambiente en el que todas las personas que estén a nuestro alrededor se sientan cómodas. Si comprendiéramos esto, podemos adaptarnos a cualquier ambiente. Y si por el contrario no comprendemos eso tan básico, aunque guardemos las reglas al pie de la letra tal como nos lo enseñen, no sabremos actuar bien en los momentos más importantes.

Tuve un viejo compañero que estaba antes que yo en el noviciado. Cuando iba a terminar unas meditaciones que duraron un mes, puse en un papel unas 23 medidas que había decidido tomar, y se lo enseñé a mi director espiritual que ya era muy anciano. Él fue tachándolas con un lápiz de color rojo diciéndome estas palabras. “Simplemente sé buena persona”. Ser buena persona en el buen sentido de la palabra también es la base que logramos al cumplir el mandamiento del amor.

Me acuerdo de que, en cierta ocasión, este abuelete nos recomendó otra cosa muy interesante. Un novicio joven, que estaba deprimido le dijo: “Soy mal estudiante. He discutido con una persona y un superior me echó la bronca. Soy un inútil. Soy un burro.” Y mi director espiritual contestó: “Confía en Dios. Recuerda que Sansón abatió a mil enemigos con las mandíbulas de un burro. Dios puede hacer mayores cosas con todos los burros.” El joven novicio recuperó la autoestima y trabajó mucho.

En fin, procuremos aceptar el mandamiento del amor y cumplámoslo con nuestros actos, para vivir felices siendo buenas personas.

 

 

J. Garralda 
Traducido del original en japonés

 

 

 

 

 
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