Lo que sale de la boca hace impuro al hombre
(Mateo, 15:10)
Si el corazón está sucio, de la boca solo saldrán palabras impuras. Las palabras impuras, al salir de la boca, no solamente ensucian a la persona que tienes delante, sino que ensucian también el corazón de quien las pronuncie.
Si el corazón está limpio, de la boca saldrán palabras agradables. Esas palabras, no solamente alegrarán a la persona que las escuche, sino que purificarán el corazón de quien las pronuncie.
Las palabras que provengan de las malas lenguas, las críticas, las condenaciones, las quejas constantes, los celos y el rencor, no deberían ser pronunciadas. Pero si no quieres decir ninguna palabra repugnante, has de expulsar de tu mente los pensamientos repugnantes. La boca delatará sin que uno se dé cuenta lo que tiene rondando en su corazón.
Si pronunciásemos palabras de ánimo y pudiéramos alegrar profundamente a alguien, como resultado, podríamos purificar nuestros propios corazones. La piedad es para uno mismo y para el prójimo.
J. Garralda Traducido del original en japonés