El Cargo Con La Peor Parte

 

 

Una pequeña, que tenía una enfermedad, jugando un día con una pelota se manchó las manos de tierra. Luego al frotarse la cara, cogió una fuerte infección en los ojos. A pesar de la medicación, no acababa de mejorar.

 

Un día, entrando en la iglesia de su pueblo, en la provincia de Santander, al pasar frente a un gran crucifijo que hay a la izquierda, uno de sus hermanos le dijo:

La pequeña se arrodillo delante del cristo. Después de un rato, se levantó. Su hermano le pregunto si había pedido a Jesús que le curase los ojos.

******************

En esta tarde, Cristo del calvario,
vine a rogarte por mi enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.


¿Cómo quejarme de mis pies cansados, cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?
¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estas?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?
Ahora ya no me acuerdo de nada.


Huyeron de mis todas las dolencias.
El ímpetu del ruego que traía, se ahoga en mi boca.
Y solo pido no pedirte nada.


Estar aquí, junto a tu imagen muerta,
ir a prendiendo que el dolor es solo la llave santa de tu santa puerta.

(Himno de vísperas, viernes de la I Semana)