El Día De Los Difuntos

 

 

Es triste perder a un ser querido. Ya no oiremos su voz.

 

Pero esa persona ahora es feliz. Volveremos a verla. La fe en ello nos da paz en medio de la tristeza.

¿Qué estará haciendo esa persona? Dios lo sabrá.

Jesús nos enseñó dos cosas sobre eso.

La apariencia será totalmente diferente, pero esa misma persona vivirá para siempre.

La vida eterna es una fiesta. Es una fiesta en la que el Padre que es Dios y nosotros como hijos suyos, por tanto, hermanos entre nosotros, nos amamos mutuamente y lo compartimos todo. Dicho de otro modo, la vida eterna es una fiesta en la que Dios y el hombre viven en comunión amando la naturaleza. Incluso la naturaleza vivirá para siempre con otro aspecto diferente.

Por otra parte, los que están en el Cielo quieren que nosotros vivamos la vida eterna desde ahora en este mundo. Es decir, amar a Dios, a las personas y a la naturaleza.

Podemos enviar una tarjeta de Navidad o un “nengajo” espiritual a Dios y a los santos. Dios mío, te pido que cuides de esa persona. Gracias por haber hecho que esa persona y yo nos conozcamos.

Pidamos también a las personas queridas que sigan velando por nosotros y que estén a nuestro lado ahora y siempre. Démosles las gracias. Gracias, gracias, gracias.

 

 

J. Garralda 
Traducido del original en japonés