Aprender A Recibir
Disponibilidad es actitud de darse sin reservas a la sabiduría y al amor del Padre. Es no tener otro norte. Vivir por ÈL y para Él. Más fácil: mírame, contemplarme, y seguirme, sin pararte a pensar que no vales nada, que no sirves, que eres un miserable…muchos le llaman a esto humildad, pero no es más que cobardía y comodidad. Es verdad si lo dices prescindiendo de Mí: sin Mí no puedes nada, no vales nada, no puedes nada, ni siquiera existes. Pero si tienes un aliento de vida, puedes amar, puedes seguirme. Intentarlo al menos, ya es seguirme. Ya tiene un don que reconocer, agradecer y dar y hacerlo fructificar en la banca del amor. Yo también daré un último aliento y pondré mi espíritu en manos de mi Padre en un acto de suprema Redención.
Aprende de mi Madre. Ella no dice: ¡ah, Señor, yo sirvo de esclava, pero nada más. No podré ser tu Madre! ¡No! Dice: ¡Hágase en mi según tu palabra! Esto es humildad. Si te quedas enredado en tus miserias serás cada vez más miserable. ¡Eres hijo de Dios! ¡Atrévete a serlo cada día más! Tienes talentos. Aprende a recibirlos, los que sean, sin humillación.
¡Agradécelos! Da gracias siempre por todo, a mi Padre y a aquellos de quienes se sirve mi Padre. Así estarás siempre disponible para dar y darte con una humildad que te llenará de alegría.
(Del libro “Aprender de María” del Padre. Antonio Orozco)