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Venganza Y Confusión

A veces no queda más que pedir perdón por tantas tragedias. Incluso aunque yo no sea causante. Incluso aunque soy contrario a la violencia, a la guerra, a los abusos, a tantas cosas…Solo me queda pedir perdón. Tal vez por sentirme parte de una humanidad fragmentada y confusa.

 

El sueño roto de la paz, la quimera del entendimiento de los pueblos, la idea grande de desarrollo, el valor olvidado de la justicia, todo ello se ve perdido entre gritos de guerra, intereses económicos, medios de comunicación oportunistas.

Perdón por tantas víctimas inocentes. Por sus muertes anónimas, por sus llantos ahogados por el ruido. Por su inocencia atravesada.

…Y perdón por mi despreocupación, mis cegueras ante el dolor ajeno, mis victimismos inapropiados.

Perdón por el fracaso de la palabra, del diálogo, de la escucha. Por todos los conflictos que se podrían evitar con la verdad, con palabras claras, con una actitud honesta.

…Y perdón por mis propios silencios, mis miedos, mis verdades a medias, mis faltas de valor para hablar, preguntar, pedir, decir.

Perdón por demasiados problemas cotidianos que no nos dejan ver lo que es grande, justo, bueno, válido, creíble, deseable.

…Y por mis luchas pequeñas que se magnifican hasta tapar la perspectiva de un mundo mucho más amplio

 

 

(Del itinerario de iniciación y profundización en la experiencia de Dios, espiritualidad de San Ignacio) 

 

 

 

 

 
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