¿Cómo nos ama Jesús?

¿Cómo nos ama Jesús? Con abnegación, hasta el sacrificio. Para darnos la vida derramó por nosotros toda su sangre, pasó 33 años en el mundo lleno de íntimos dolores, causados por su amor a nosotros, y todavía, de una manera mística, se sigue sacrificando por nuestro bien hasta la consumación de los siglos. Así nos amó, así nos ama.

 

La caridad para con nuestro prójimo exige en ciertos casos el sacrificio de nuestra propia vida y en otros por lo menos nos inspira un amor hasta el sacrificio, hasta el heroísmo.

Jesús nos ama con una delicadeza incomparable, verdaderamente divina, Jesús no nos lastima jamás, jamás, su mano es exigente, porque nos inmola, porque nos purifica, pero al mismo tiempo es delicadísima. Nos purifica sin lastimarnos y realiza esas operaciones dolorosísimas sin causarnos el menor daño. ¡Ni las manos de una madre tienen la suavidad de las manos de Jesús!

La fe nos dice que el prójimo es Jesús; no es una aparición fugitiva, sino una presencia constante.

Cuando queramos hacerle el bien a Jesús, hagámoselo al prójimo, porque está escrito: “En verdad en verdad os digo: todo lo que hiciereis al más pequeño de los hombres, a mí me lo hacéis”.

En cualquier situación que nos encontremos con nuestro prójimo, para saber lo que debemos hacer bastará que veamos lo que Nuestro Señor haría con nosotros, si nos encontráramos en circunstancias semejantes. Y hagamos lo que Él haría.

Así aprenderemos a amar al prójimo y en él a Jesús; y amando a Jesús viviremos en su corazón y allí encontraremos la paz y la felicidad en la vida presente y en la futura.

 

(De las meditaciones del Siervo de Dios Mons.Luis maría Martínez)