Creer en la Trinidad es aceptar que el origen, el camino y el destino de la vida es el amor compartido. No es esta fiesta para entender racionalmente el misterio, y mucho menos para explicarlo con imágenes humanas, geométricas o vegetales. El evangelio de Juan nos dice que es el Espíritu quien nos llevará a la verdad plena.

En nombre de la Trinidad hemos nacido a la vida de la fe y en su nombre hacemos la señal de la cruz mil veces.

(Tomado de la hoja dominical)