El Pequeño Linchamiento Diario De Las Habladurías
Esto también sucede con los mártires de hoy: que los jueces no tienen la posibilidad de hacer justicia porque ya han sido juzgados. Pensemos en Asia Bibi, por ejemplo, que hemos visto: diez años de prisión porque fue juzgada por una calumnia y un pueblo que quería su muerte. Frente a esta avalancha de falsas noticias que crean opinión, muchas veces no se puede hacer nada: no se puede hacer nada.
Pienso mucho, en esto, en la Shoah. La Shoah es un caso de este tipo: se creó una opinión en contra de un pueblo y luego fue normal decir: “Sí, sí: hay que matarlos, hay que matarlos”. Una forma de proceder para “eliminar” la gente que molesta, que disturba.
Todos sabemos que esto no es bueno, pero lo que no sabemos es que hay un pequeño linchamiento diario que intenta condenar a las personas, crear una mala reputación a las personas, descartarlas, condenarlas: el pequeño linchamiento diario de las habladurías que crea una opinión; y muchas veces uno oye hablar mal de alguien y dice: “¡Pero no, esta persona es una persona correcta!” — “No, no: se dice que...”, y con ese “se dice que” se crea una opinión para acabar con una persona. La verdad es otra: la verdad es el testimonio de lo verdadero, de las cosas que una persona cree; la verdad es clara, es transparente. La verdad no tolera las presiones. Veamos a Esteban, mártir: el primer mártir después de Jesús. Primer mártir. Pensemos en los apóstoles: todos dieron testimonio. Y pensemos en muchos mártires, también en el de hoy, San Pedro Chanel: fueron las habladurías las que decían que estaba en contra del rey... se crea una fama, y es asesinado. Y pensemos en nosotros, en nuestra lengua: tantas veces nosotros, con nuestros comentarios, empezamos un linchamiento de este tipo. Y en nuestras instituciones cristianas, hemos visto tantos linchamientos diarios que nacieron de las habladurías.
Que el Señor nos ayude a ser justos en nuestros juicios, a no empezar o continuar esta condena masiva que provocan las habladurías.