Para Decidir Bien

Tener grandes y santos deseos es ya un gran paso para que se conviertan en realidad (Salmo 21,3). Hacer grandes cosas, verte con la imaginación emprendiendo trabajos por el Reino de Dios… Evocar actuaciones de personas que se han entregado a grandes cosas.

 

El deseo es un modo interior de orar. Todo comienza en el deseo. Por ello es importante ser persona de grandes deseos.

Presenta al Señor tus deseos y míralos transformados. Habla con Dios sobre ellos: de los propios y también de los que crees que tienen las personas que quieres, de la Iglesia, del mundo…

Contémplate siendo y actuando hoy como desearías ser y actuar en el futuro. Desea las actitudes de santos como San Ignacio, San Francisco, Santa Teresa u otros que tú conozcas. Hazlos tuyos deseándolos y queriendo hacerlos realidad en tu vida. Si así lo haces comenzará a nacer en ti un sentimiento de paz, gozo, fortaleza y alegría serena…

En un mundo cargado de eficacia e inmediatez, son importantes los buenos deseos y los grandes deseos, para poder hacer que sea un poco mejor y más solidario.

 

La Oración Es…

Entrar
en relación con Dios
e intuir
su Presencia,
que todo lo cubre
y abraza