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Festividad De Todos Los Santos

1 de Noviembre de 2019

 

TEXTOS BIBLICOS PARA LA LITURGIA EUCARÍSTICA

En este día de TODOS LOS SANTOS, unidos a toda la Iglesia, celebramos no sólo la grandeza de nuestro Dios, sino también la grandeza de tantos hombres y mujeres que han vivido entregados a los demás, siguiendo a Jesucristo, y que son para nosotros y nosotras modelo de entrega y de servicio. A todos ellos y ellas, conocidos o no, que gozan ya del amor pleno del Padre, honramos y celebramos en esta festividad. Dios Padre -el único santo y origen de santidad- nos da su Espíritu para que lo consigamos. Jesús, nos ofrece un “programa de vida” en las BIENAVENTURANZAS. Un camino a seguir.

 

ORACION

Escucha Señor, nuestras suplicas para que, al confesar la resurrección de Jesucristo, tu Hijo, se afiance también nuestra esperanza de que todos tus hijos resucitaran. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen


PRIMERA LECTURA: Apocalipsis 7, 2-4. 9-14

El autor del libro del Apocalipsis nos relata la visión del cielo: no podemos explicarlo ni describirlo, pero las palabras llenas de esperanza del vidente nos aseguran ese futuro junto a Dios, ese sueño realizado de vida eterna, que es centro y esencia de nuestra fe.

 

SALMO RESPONSORIAL: Sal 34:2-3,16 y 18, 19 y 23

R/ DEL SEÑOR ES LA TIERRA Y TODO LO QUE HAY EN ELLA

  1. Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, 
el mundo y todos sus habitantes,

    porque El la fundó sobre los mares, 
Él la afirmó sobre las corrientes del océano. /R


     
  2. ¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor 
y permanecer en su recinto sagrado?

    El que tiene las manos limpias
y puro el corazón. /R

     
  3. Él recibirá la bendición del Señor, 
la recompensa de Dios, su Salvador.

    Así son los que buscan al Señor, 
los que buscan tu rostro, Dios de Jacob. /R


SEGUNDA LECTURA: 1 Juan 3, 1-3

Según el apóstol, por el bautismo somos hijos e hijas de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que seremos; hijos e hijas no por nuestros méritos, sino por iniciativa del Padre, por puro don, llamados a vivir junto a Él. Hermoso el regalo que nos ofrece el “discípulo amado” en esta reflexión.


ACLAMACION DEL EVANGELIO Mt 11,28

Aleluya, aleluya Venid a mi todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviare, dice el Señor. Aleluya.


EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO: Mateo 5, 1-12a

En el relato evangélico, el PROGRAMA de VIDA que Jesús propone, supone unas actitudes y un estilo determinados de comportamiento. Y la experiencia de vida nos muestra a personas que, tratando de vivir la propuesta de Jesús, son felices y, además, son más humanas; son un testimonio creíble y verdadero de que es posible caminar desde esas claves de vida.

 

TEMA: “Carnet de identidad del Cristiano”

Con toda la Iglesia celebramos hoy la solemnidad de Todos los Santos. Recordamos así, no sólo a aquellos que han sido proclamados santos a lo largo de la historia, sino también a tantos hermanos nuestros que han vivido su vida cristiana en la plenitud de la fe y del amor, en medio de una existencia sencilla y oculta. Seguramente, entre ellos hay muchos de nuestros familiares, amigos y conocidos.

Celebramos, por tanto, la fiesta de la santidad. Esa santidad que, tal vez, no se manifiesta en grandes obras o en sucesos extraordinarios, sino la que sabe vivir fielmente y día a día las exigencias del bautismo. Una santidad hecha de amor a Dios y a los hermanos. Amor fiel hasta el olvido de sí mismo y la entrega total a los demás, como la vida de esas madres y esos padres, que se sacrifican por sus familias sabiendo renunciar gustosamente, aunque no sea siempre fácil, a tantas cosas, a tantos proyectos o planes personales.

Pero si hay algo que caracteriza a los santos es que son realmente felices. Han encontrado el secreto de esa felicidad auténtica, que anida en el fondo del alma y que tiene su fuente en el amor de Dios. Por eso, a los santos se les llama bienaventurados. Las bienaventuranzas son su camino, su meta, su patria. Las bienaventuranzas son el camino de vida que el Señor nos enseña, para que sigamos sus huellas. En el Evangelio de hoy, hemos escuchado cómo Jesús las proclamó ante una gran muchedumbre en un monte junto al lago de Galilea.

Las bienaventuranzas son el perfil de Cristo y, por tanto, lo son del cristiano. Entre todas ellas, quisiera destacar una: «Bienaventurados los mansos». Jesús dice de sí mismo: «Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón» (Mt 11,29). Este es su retrato espiritual y nos descubre la riqueza de su amor. La mansedumbre es un modo de ser y de vivir que nos acerca a Jesús y nos hace estar unidos entre nosotros; logra que dejemos de lado todo aquello que nos divide y enfrenta, y se busquen modos siempre nuevos para avanzar en el camino de la unidad.

Las bienaventuranzas son de alguna manera el carnet de identidad del cristiano, que lo identifica como seguidor de Jesús. Estamos llamados a ser bienaventurados, seguidores de Jesús, afrontando los dolores y angustias de nuestra época con el espíritu y el amor de Jesús.

Queridos hermanos y hermanas, la llamada a la santidad es para todos y hay que recibirla del Señor con espíritu de fe. Los santos nos alientan con su vida e intercesión ante Dios, y nosotros nos necesitamos unos a otros para hacernos santos. Juntos pidamos la gracia de acoger con alegría esta llamada y trabajar unidos para llevarla a plenitud. A nuestra Madre del cielo, Reina de todos los Santos, le encomendamos nuestras intenciones y el diálogo en busca de la plena comunión de todos los cristianos, para que seamos bendecidos en nuestros esfuerzos y alcancemos la santidad en la unidad.
 

 

 

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