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Cuarto Domingo De Pascua
Jornada Mundial de Oración por las vocaciones

3 de MAYO de 2020

 

TEXTOS BIBLICOS PARA LA LITURGIA EUCARÍSTICA

Jesús, en la imagen del pastor, se presenta como el auténtico guía del hombre. Su autoridad no se basa en la imposición; son su ejemplo y sus enseñanzas las que le dan fuerza. Oyendo su voz, convirtiéndose a él, es como se entra por la puerta del perdón de los pecados y de la alegría del Espíritu.

ORACION

Oh Dios todopoderoso, que nos has dado como guía y pastor a Jesús vencedor de la muerte, concedenos que, al encontrarnos perdidos y sin rumbo en la vida, prestemos oído a la voz de Jesús que nos llama a cada uno. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen


PRIMERA LECTURA: Hch 2:14,36-41

Pedro da un testimonio firme y sin temor ante aquellos que consintieron en la muerte de Jesús. Nuestra vida cristiana debe ser, también, un testimonio valiente de lo que creemos frente a la sociedad en la que vivimos.


SALMO RESPONSORIAL: Sal 23:2-3,4,5,6

R/ EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTA

  1. El Señor es mi pastor, nada me falta:
    
en verdes praderas me hace recostar;

    me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.

     
  2. El Señor es mi pastor,
    nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
    
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.

     
  3. Preparas una mesa ante mi,

    enfrente de mis enemigos;

    me unges la cabeza con perfume,

    y mi copa rebosa. R/.
     
  4. Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
    
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.


SEGUNDA LECTURA: 1P 2:20-25

Que la sociedad se oponga al modo de pensar y actuar cristianos es algo completamente natura. Cristo, sufriendo con paciencia los insultos de sus enemigos, nos enseñan el modo de hacer frente a las persecuciones.


ACLAMACION DEL EVANGELIO Jn 10:14

Aleluya, aleluya. Yo soy el buen Pastor, dice el Señor, conozco a mis ovejas y las mías me conocen. Aleluya


EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS JUAN Jn 10:1-10

En medio de tantas voces que buscan usarnos o engañarnos, la voz de Jesús es la voz del Buen Pastor que quiere y cuida de cada uno de sus ovejas. Pidamos al Señor un corazón sabio y confiado para seguir siempre su voz.

 

Tema: Día Del “Buen Pastor” Y Las Ovejas


El buen Pastor llama a las ovejas, o sea a nosotros por nuestro nombre, o sea individualmente. No somos borregos-as dentro de un rebaño, vulgares. No. Cada uno es especialmente amado. Aprendamos a atendernos así unos a otros.

Jesús también se llama a sí mismo en el evangelio de hoy: “puerta” del aprisco de las ovejas. Toda puerta tiene una doble función: abrirse y cerrarse. Esto quiere decir que Jesús es la puerta que nos da acceso a un espacio a la vez de libertad (abrirse y salir fuera) y de intimidad (al cerrarse con él dentro). Establecemos con el Buen Pastor una relación vital, plena de familiaridad, inmediatez e intercambio.

Jesús camina delante de nosotros, nos guía, nos saca fuera del pecado, nos libera siempre, a todas horas, en una liberación continua de por vida. No es un pastor de oficio, sino que es un pastor por amor. Sí, para hacernos conocer su amor, no vacila en mostrar su afecto, su amistad, su compasión por todas nuestras miserias.

Amemos a ese Jesús “buen pastor”, invocándole con las palabras de ese salmo 23 de la liturgia de hoy, en el que el que lo canta o invoca se siente como una oveja protegida por el pastor, que la lleva a fuentes de agua, a un prado lleno de hierba... ¡Hermoso salmo! Me acuerdo de una historia que leí hace ya bastante tiempo. En una fiesta de un castillo inglés, un poeta declamaba versos de Shakespeare recibiendo grandes aplausos. Y va que el Cura del pueblo vecino, que estaba entre los invitados, gritó: “que declame también el salmo 23”. Y el poeta repuso: “lo haré si después el Sr. Cura también lo hace”. El Cura tuvo que hacerlo ante la petición de todos los presentes. Y primero, el poeta clamó el salmo 23. Le siguió una lluvia de aplausos. Y luego lo hizo el Cura. Le siguió un gran silencio. Y el poeta lo interpretó con las siguientes palabras: “yo conocía las palabras del salmo, pero el Sr. Cura conoce al Pastor. Es decir, lo declamó con unción de oración.

Pidamos hoy vocaciones de pastores como Jesús, “con olor de ovejas”, como quiere el Papa Francisco. Y a su vez, el santo Papa Paulo VI en un mensaje para el día de las vocaciones (1971) dijo:

Cuando Jesús se presenta como el Buen Pastor, se sitúa en una larga tradición bíblica familiar para sus discípulos y los otros creyentes. El Dios de Israel, en efecto, se había manifestado siempre como el Buen Pastor de su pueblo. Había escuchado sus súplicas, los había librado de la tierra de esclavitud, los había conducido por su bondad en la dura marcha por el desierto hacia la tierra prometida...Siglo tras siglo, el Señor seguía conduciendo al pueblo; más aún, lo llevaba en brazos como el pastor lleva a los corderos. Lo había conducido después del castigo del exilio llamándolo de nuevo y reuniendo a las ovejas perdidas para llevarlas a la tierra de sus antepasados.

Por este motivo, los que nos han precedido en la fe se dirigían a Dios filialmente como a su pastor: el señor es mi pastor, nada me puede faltar. Me conduce hacia fuentes trasquilas y repara mis fuerzas. Me guía por el sendero justo por el honor de su nombre. Sabían que el Señor es un pastor bueno, paciente, a veces severo, pero siempre misericordioso con su pueblo y con todos los hombres…

Cuando, en la plenitud del tiempo, vino Jesús, encontró a su pueblo como un rebaño sin pastor y le dio lástima. En él se cumplieron las profecías y se concluyó la espera. Con las mismas palabras de la tradición bíblica, Jesús se presenta como el Buen Pastor que conoce a sus ovejas, las llama a cada una por su nombre y da la vida por ellas, Y así habrá un solo rebaño y un solo pastor.

Quiero terminar con un soneto del poeta actual Rafael Prieto Ramiro:

Buen Pastor y guardián de nuestras vidas,
prefiere dar su vida, que no muera
por enferma, por hambre o por la fiera
ni una de sus ovejas redimidas.
Ahí le vemos curando las heridas
con vino, aceite y vendas, cual si fuera
médico y medicina, o si aún quisiera
ser pasto preferido en sus comidas.
Guarda, Pastor, mi débil existencia
en tu zurrón seguro y poderoso,
y átame con correas de indulgencia,
no vaya por camino caprichoso;
para que no me aparte de tu lado
escóndeme en la herida del costado.

 

j.v.c.

 

 

 
002170418

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