La Asuncion De La Virgen Maria

 

15 de agosto de 2020

TEXTOS BIBLICOS PARA LA LITURGIA EUCARÍSTICA

En Medio de todos los dolores y sufrimientos de la vida, una luz y una esperanza. Como María disfruto de la victoria de Cristo sobre la muerte, así la humanidad entera disfrutará de la salvación y disfrutando de ella cantaremos con Isabel y María cantos de agradecimiento, de fe y de esperanza.

 

ORACION

Dios todopoderosos y eterno, que has elevado en cuerpo y alma a los cielos a la inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo., concédenos, te rogamos, que aspirando siempre a las realidades divinas lleguemos a participar con ella de su misma gloria en el cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen

 

PRIMERA LECTURA: Ap 11:19: 12:1-6,10

El libro del Apocalipsis nos recuerda la constante batalla entre el bien y el mal. Pero nos recuerda también que la salvación del mundo está en las manos de Dios y a buen reguardo de las acechanzas del Demonio.

 

SALMO RESPONSORIAL: Sal 45:3-4, 11-12

R/ De Pie a tu derecha está la Reina, enjoyada con oro de ofir.

 

  1. Hijas de reyes salen a tu encuentro,
    
de pie a tu derecha está la reina, 

    enjoyada con oro de Ofir. R/. 
     
  2. Escucha, hija, mira: inclina el oído, 
olvida tu pueblo y la casa paterna; 

    prendado está el rey de tu belleza: 
póstrate ante él, que él es tu señor. R/. 
     
  3. Las traen entre alegría y algazara, 

    van entrando en el palacio real. R/.

 

SEGUNDA LECTURA: 1 Co. 15:20-27

La resurrección de Cristo es el fundamento de nuestra esperanza, la certeza de que ni nuestros errores ni nuestros pecados podrán evitar el triunfo del amor que Dios nos tiene.

 

ACLAMACION DEL EVANGELIO

Aleluya, aleluya. María ha sido llevada al cielo, se alegra el ejército de los ángeles. Aleluya

 

EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO Lc 1:39-56

Después de la visión dramática del Apocalipsis y del solemne relato de la salvación de la carta a los Corintos, San Lucas nos invita a contemplar estos mismos misterios en la figura humilde de María Pidamos la gracia de reconocer en ella, como Isabel, a la bienaventurada Madre del Señor.

 

 

 

 

TEMA: El Amor Es Para Siempre

 

Hay algunas preguntas que nos rodean a lo largo de la vida: ¿Hay algo más allá de las fronteras de la vida, de nuestra existencia mortal? ¿Qué podemos dejar de nosotros a los que quedan? ¿Después de todo lo vivido aquí en la tierra, que pasará?

La solemnidad de la Asunción fue celebrada en la Iglesia católica por muchos siglos sin una definición doctrinal formal. La doctrina de que María fue “asunta al cielo, en cuerpo y alma” es una proclamación oficial de la Iglesia del Papa Pío XI en 1950.

Para muchas personas de nuestro tiempo este dogma de celebrar la asunción al cielo en cuerpo y alma de la Virgen María suena raro y hasta incomprensible. Pero, si existe algo que responde a los interrogantes más hondos de la vida es el amor. La Sagrada Escritura afirma que el amor es para siempre, que es semilla que da fruto al encontrar un corazón dispuesto a acogerle: un corazón no doblegado sobre uno mismo, sino disponible a dejar espacio a la presencia del Otro, al don que el Señor ofrece. Así fue la vida de María, que acogió, no sin temor, la palabra del Señor y su promesa de vida: “No temas, María, que gozas del favor de Dios. Mira, concebirás y darás a luz a un hijo, a quien llamarás Jesús” (Lc 1,30-31).

María es capaz de exultarse por las maravillas que el Señor hizo en su existencia. Ella es capaz de contemplar las gracias que el Señor sigue ofreciendo al mundo, haciendo “grandes cosas” por nosotros. Ella es capaz de reconocer que la misericordia del Señor se extiende “de generación en generación”, es decir, por siempre. La fiesta de hoy del “bienaventurado tránsito” de María es una señal de que aquellas preguntas fundamentales tienen una respuesta en lo que Dios hizo con la Madre de Jesús, haciéndola partícipe de la resurrección de la carne, al concederle la gloria celestial. Que el sí de María, es un sí a la vida hecha donación, entrega a los planes de Dios.

Si un día María dijo sí a Dios, y acogió en su vida la Palabra, sin reservas, hoy celebramos el sí de Dios a la entrega de María, acogiéndola, en cuerpo y alma, es decir, integralmente, en su gloria. Somos invitados a leer esta fiesta a la luz de la resurrección, que celebra la humanidad acogida en Dios, a través de su Hijo Jesucristo y, con él, la Bienaventurada Virgen María.