Séptimo domingo de Pascua - La Ascensión del Señor

 

Domingo 16 de mayo 2021

 

Con la Ascensión comienza la misión de la comunidad cristiana. Cristo se elevó al cielo y volvió al Padre para sentarse a su derecha. Da a los discípulos sus últimas recomendaciones y los envía al mundo para que prediquen su Evangelio y realicen signos en su nombre.

 


ORACIÓN COLECTA

Concédenos, Dios todopoderoso, exultar de gozo darte gracias en esta liturgia de alabanza, porque la Ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y donde nos ha precedido, él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como miembros de su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo.


PRIMERA LECTURA Hch.1:1~11

Igual que los discípulos después de la Ascensión estamos invitados a continuar la obra de Jesús en la tierra. No hay que quedarse mirando al cielo; hay que ponerse a trabajar sabiendo que el Señor nos dará el Espíritu Santo para poder obrar como Él.

 


SALMO RESPONSORIAL

R/ DIOS ASCIENDE ENTRE ACLAMACIONES. EL SEÑOR AL SON DE TROMPETAS. ALELUYA

Aplaudan pueblos todos,
Aclamen a Dios con voces de alegría,
Pues el Señor, el altísimo, es terrible,
Es un gran rey en toda la tierra. R/

Dios sube entre fanfarrias
Para el Señor resuenan los cuernos;
Canten, canten a Dios;
Entonen salmos a nuestro rey. R/

A Dios que es el rey de toda la tierra,
Cántenle un himno de alabanza,
Dios reina sobre todas la naciones,
Dios se sienta en su santo trono. R/


SEGUNDA LECTURA Efe 4:1~13

Jesús ha dejado a los discípulos para volver al Padre. Cada uno de nosotros está llamado a seguir los pasos del Señor en su camino de servicio, de cruz y de resurrección.


ALELUYA Mt 28:19, 20

Id y haced discípulos de todos los pueblos, dice el Señor. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fín del mundo. Aleluya


EVANGELIO Mc 16:15~20

El Señor encomienda a sus discípulos la difícil tarea de transformar este mundo en el reino de Dios. Juntamente con la misión les deja su Espíritu y su gracia para poder cumplirla.

 

 

 

TESTIGOS DEL ENCUENTRO


Lo hemos percibido ya en los relatos pascuales de los días anteriores: Todo encuentro es misión. Éste es el encargo que reciben del Resucitado. Después de aparecerse a los Once, les dijo: “ Id al mundo entero y predicar el Evangelio a toda la creación”. En realidad, no hace falta que se lo indique porque es siempre un impulso irresistible del corazón. Nada se les dice a los de Emaús y sienten, sin embargo, la urgencia de regresar en plena noche a Jerusalén para dar testimonio de su encuentro (Lc 24,33). Es lo que confiesa Pedro ante las severas amonestaciones del sanedrín: “ Nosotros no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído”. (Hch 4,20). El corazón de Pablo, que se encontró cara a cara con Jesús, es un horno que siempre siente necesidad de exhalar palabras de fuego: “ El amor de Cristo nos apremia”.


Cuando alguien tiene experiencia de encuentro con Jesucristo y vive la fe como una relación de amistad, no expone fríamente una doctrina o habla de una moral, ni habla de memoria, sino que proclama vibrantemente una vivencia, narra su fe y resulta un testigo creíble que despierta inquietud por Jesucristo, de quien asegura, que ha llenado de sentido su vida. Éstos son los testigos que necesita Jesucristo.

 

( Tomado del libro Jesús habla hoy)