Duodécimo Domingo del Tiempo Ordinario

 

20 de Junio 2021

 

¿Aún no tenéis fe? Este es el tema de la liturgia de hoy. El hombre pide a Dios razón del sufrimiento, y el Señor le da la explicación desde la contemplación del universo. Los discípulos acuden a Jesús en el momento del peligro. La fe es la respuesta al misterio de Dios y de la vida. El que vive en Cristo es una nueva criatura, confiada y en las manos del Padre.

 

ORACIÓN COLECTA

Oh, Dios, señor de cuanto existe, en medio de este mundo actual de cambios profundos, tu Iglesia tiene siempre su guía en tu palabra poderosa. Te pedimos que quienes hoy nos unimos contigo en la oración, rechazando toda fuerza del mal, cultivemos una fe sólida e inconmovible. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA: Jb 38:1, 8-11

Dios le da a Job una lección importante: aún cuando no entendamos los caminos de Dios debemos confiar en Él y dejar en sus manos nuestras vidas.


SALMO RESPONSORIAL

R/ DAD GRACIAS AL SEÑOR PORQUE ES BUENO, PORQUE ES ETERNA SU MISERICORDIA.

Los que bajan al mar en sus navíos,
y negocian entre las grandes aguas,
estos han visto las obras del Señor,
sus maravillas en las profundidades. R/

 

A su orden surgió un viento haracanado,
que levantaba las olas;
subían a los cielos, bajaban a los abismos,
su alma se consumía en el mareo. R/


Pero al Señor clamaron en su angustia
y él los hizo salir de su aflicción.
Hizo que amainara la tormenta
y las olas del mar enmudecieron. R/

 


SEGUNDA LECTURA: 2 Co 5:14-17

Todo aquel que cree que Jesús ha muerto por él no puede ya vivir para sí mismo sino para los demás. Dejemos que estas palabras de S. Pablo nos cambien el corazón y nos hagan un poquito mas buenos.

 

ALELUYA Lc 7:16

Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Aleluya.


EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS: Mc 4:35-41

Las pruebas de la vida son el lugar privilegiado para que Jesús nos muestre su poder y el cariño que nos tiene.

 


Vino Una Gran Calma

 


Los discípulos increpan a Jesús porque lo creen despreocupado: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?”. Más dormida que el Maestro está nuestra fe; por eso les reprende.

A la comunidad y a la “Iglesia doméstica” les promete: “Cuando dos o mas se reúnan en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” está con nosotros en cada Eucaristía; estamos llenos de su presencia.

Muchos cristianos creen que Jesús solo viene a la botadura de la barca como invitado de honor, cuando les bautizaron, hicieron la primera comunión o se casaron, pero luego se queda en tierra. No, nos acompañará durante toda la travesía. Quizás tenemos la sensación de que está ausente, de que “sestea2 dejándonos solos ante el peligro. Ésta fue la experiencia del mismo Pablo, que pide ser liberado de un aguijón satánico, pero el Señor le responde: “Te basta mi gracias; la fuerza se realiza en la debilidad”. (2 Co 12,8).

No es Jesús el que falla, sino nuestra fe para descubrirlo, como les pasó a los de Emaús que no le reconocen en el camino. Él nos acompaña no como un espectador pasivo, sino como Salvador. Justamente Marcos ofrece el milagro de la tempestad calmada como signo de su divinidad. Al igual que el Dios bíblico, aparece dominando los elementos hostiles de la naturaleza, el mar embravecido. Ejerce su poder en favor de sus hermanos, los hombres, pero no para suplirnos en la responsabilidad de remar, sino para vigorizarnos con el Espíritu. “A Dios rogando y con el remo dando”.

Si hay tormentas en la familia o en el grupo cristiano, turbaciones en la fe, si afecta una depresión, si hay conflictos matrimoniales... “a Dios rogando”, pero también “con el remo dando”, buscando medios y remedios humanos. Nada se soluciona sólo con padrenuestros. Hay que pedir auxilio a los demás y ofrecérselo. Todos somos mediadores de la ayuda del Señor. No remamos solo. El Señor va con nosotros, como amigo en la noche oscura; no lo vemos, pero sabemos por la fe que nos acompaña para alentarnos.

 

(Tomado del Libro Jesús habla hoy)