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Vigésimo Tercer Domingo Del Tiempo Ordinario

 

8 De Septiembre De 2024

 

El profeta anuncia la salvación, que es la presencia mesiánica y la supresión del sufrimiento del hombre. Jesús es el que nos trae esta verdadera salvación y manifiesta su presencia en la curación del sordomudo. Y es en la sociedad de hoy en el que el cristiano se debe de dar cuenta de que Dios está en el pobre, al que no se puede despreciar, y que espera nuestra ayuda.


 

ORACION COLECTA

Oh Dios, esperanza de todos los hombres, tú, enviándonos a tu Hijo Jesús, nos libraste de la angustia y del sufrimiento. Abre hoy nuestros oídos para que escuchemos tu palabra salvadora y abre también nuestras bocas para que sepamos cantar tu alabanza. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA: Is 35, 4-7

El profeta Isaías nos recuerda que Dios nunca se olvida de ayudar a su pueblo. Aunque se haga esperar, la salvación de Dios colma nuestros deseos y supera con mucho nuestras expectativas.

SALMO RESPONSORIAL
R/ ALABA ALMA MÍA AL SEÑOR


Alaba, alma mía, al Señor,
Que da su justicia a los oprimidos,
Que proporciona su pan a los hambrientos.
El Señor deja libres a los presos.

El Señor da la vista a los ciegos,
El Señor endereza a los encorvados.
El Señor ama a los justos;
Da el Señor protección al forastero.

El Señor reanima al huérfano y a la viuda
Mas desvía el camino de los malvados.
El Señor reina para siempre,
Tu Dios, Sion, de generación en generación.

 

SEGUNDA LECTURA: Sant 2, 1-5

Creer que Dios es nuestro Padre es tratar a toda persona como hermano. Meditemos la segunda lectura y pidamos al Señor que aleje de nuestra comunidad toda discriminación y toda división.

 

ALELUYA

Aleluya, aleluya.
Jesús predica el Evangelio del Reino, curando las enfermedades del pueblo,
Aleluya, aleluya.

 

EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS: Mc 7,31-37

El Evangelio nos recuerda que Jesús es capaz de abrir nuestros oídos para que escuchemos su palabra y puede darnos su gracia para que nuestra lengua proclame su alabanza. Pidamos con humildad que el Señor nos cure de nuestras enfermedades y nos haga buenos discípulos suyos.


GRANDES METAS

 

Un maestro que quería enseñarles una lección a sus alumnos les dio la oportunidad de escoger entre tres exámenes, uno de 50 preguntas, otro de 40 y un último de 30. A los que escogieron el de 30 les puso una "C" sin importar que hubieran contestado todas bien. A los que escogieron el de 40, les puso una "B" aún y cuando más de la mitad estuvieran incorrectas. Y a los que escogieron el de 50, les puso una "A" no obstante que se hubieran equivocado en casi todas. Los estudiantes no entendían. El maestro respondió:

"Queridos alumnos, no estaba examinando sus conocimientos, pero 'si' su determinación de apuntar a lo alto."

Se apunta a lo alto, sabiendo que así estaré más cerca de mis sueños, que si me conformo con pequeños objetivos.

Se apunta a lo alto, sabiendo que Dios me ha capacitado para florecer donde estoy ahora, si busco dar mi mayor esfuerzo.

Se apunta a lo alto, con fe en que Dios terminará la obra que comenzó en mí, si prosigo adelante con determinación y no me doy por vencido.

"Dios, según su bondadosa determinación, es quien hace nacer en ustedes los buenos deseos y quien los ayuda a llevarlos a cabo."... Filipenses 2: 13.


 

 

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