Cuarto Domingo de Cuaresma

11 de marzo de 2018

TEXTOS BIBLICOS PARA LA LITURGIA EUCARÍSTICA

Jesús vino para salvar, no para condenar. Y su historia es historia de salvación. El pueblo de Dios, desterrado por sus debilidades, es liberado por Ciro, rey de los Persas. Éramos esclavos por el pecado, y gratuitamente se nos concede el perdón por medio de Jesús. Pero este deseo de salvación necesita que el hombre busque y quiera la luz y no las tinieblas.

ORACION

Oh Dios, fuente de toda gracia, que en la muerte de Jesús en la cruz, nos mostraste tu amor a todos los hombres. Haz que, poniendo nuestra esperanza en Cristo, luz de salvación, podamos vivir con fe firme nuestra vida. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

PRIMERA LECTURA: 2Cro 36:14-16, 19-23

En el camino de la salvación del pueblo de Israel no todos fueron momentos de fidelidad; también los hubo de enfrentamiento y división, El Señor los castiga, pero continúa amándolos y esperando.

SALMO RESPONSORIAL: Sal 136: 1-2, 3-4, 5-6

R/ QUE SE ME PEGUE LA LENGUA AL PALADAR SI NO ME ACUERDO DE TI.

  1. Al borde le los canales que pasan por Babilonia,
    Nos sentábamos llorando al recordar a Sión.
    En los sauces, que allí crecen,
    Habíamos colgado nuestras arpas. R/
     
  2. Fue entonces cuando nuestros vencedores
    Nos pedían canciones
    Y nuestros opresores un canto de alegría.
    “¡Cántennos, nos decían, un canto de Sión!”
    ¿Cómo íbamos nosotros a cantar canciones del Señor
    En suelo extranjero?. R/
     
  3. Si me olvido de ti, Jerusalén,
    Que mi mano se olvide de servirme.
    Que mi lengua se pegue al paladar
    Si de ti no me acuerdo. R/
     

SEGUNDA LECTURA: Ef 2:4-10

Amara a Dios no es sino la respuesta al cariño que Él nos ha tenido primero. Amar a Dios es una gracia y no una tarea por la cual merezcamos alguna recompensa o de la cual podamos enorgullecernos.

Aclamación al Evangelio Jn 3:16

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único. Todo el que cree en él, tiene vida eterna.
 

EVANGELIO SEGÚN MATEO Jn 3:14-21

La cruz es la prueba más grande del amor y de la paciencia que Dios nos tiene. La cruz de Jesús nos cura del egoísmo, de la soberbia, nos libera de la oscuridad de una vida vivida sin amor.


11 de marzo: Cuarto domingo de Cuaresma
TEMA: CREER EN EL AMOR DE DIOS

“Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo unigénito”, esta frase es el centro del Evangelio de S. Juan.

Esta frase la dijo Jesús a Nicodemo, el fariseo honrado que acudió a Jesús cuando era de noche. Luego Nicodemo desparece del Evangelio, para aparecer de nuevo cuando Jesús ha muerto en la cruz. Cree en Jesús y le amortaja para después verle de nuevo Resucitado. Creo que entre los 500 que dice S. Pablo en su carta primera a los Corintios capítulo 15, 6-8 se encontraba por supuesto también Nicodemo.


Pero el diálogo de Jesús con Nicodemo es muy rico. Jesús le dice primero que “tiene que nacer de nuevo”...Mensaje del Bautismo, que se recibe sobre todo en Pascua. Luego le dice que “lo mismo que Moisés levantó en el desierto un estandarte en forma de “serpiente de bronce”, que curaba a los que la miraban, así tiene él, Jesús, que “ser elevado, para que todo el que cree en él tenga vida eterna”... Tres veces habla Jesús en el evangelio de S. Juan de su “elevación”...Esta es la primera, la segunda en Juan 8, 28: “Cuando yo sea levantado...sabréis que Yo Soy”. Y la tercera en Juan 12, 32: “Cuando Yo sea levantado en lo alto, atraeré a todos hacia Mí”...Pidamos a Jesús que nos atraiga, para que desde arriba, en la cruz, con Jesús miremos abajo al mundo con ojos de compasión y oración, lo mismo que Dalí plasmó en su famoso y precioso cuadro de “el Cristo de S. Juan de la Cruz”, cuadro al que llama así porque se inspiró en un dibujo del Santo carmelita.


Y la segunda lectura de este domingo, de S. Pablo a los Efesios nos recalca el amor de Dios en Jesucristo hacia nosotros cuando nos dice “Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó: estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo – por pura gracia estáis salvados – nos ha resucitado con Cristo Jesús”...


Luego, volviendo al Evangelio de hoy, el de S. Juan, Jesús acaba este mensaje de “Luz”: “la luz vino al mundo… El que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios”.


Creer en el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, es estar en la luz. Y es así porque “amar es dar”...Ese dar, la entrega u oblatividad, es el criterio de que una persona es “adulta”: es mayor, ha crecido. Porque el niño crece “recibiendo”: leche de su madre, educación de sus maestros...pero el que es adulto y mayor, crece dándose, entregándose a la familia y a la sociedad en donde vive.


En una homilía griega del siglo IV sobre la Pascua se nos dice:

El árbol de la cruz es, para mí, el de la salvación eterna. Me alimenta y hago de él mi regalo. En sus raíces me arraigo, y por sus ramas me extiendo; y su rocío me purifica, y su espíritu, como un viento deleitoso, me hace fecundo. A su sombra he preparado mi tienda; y huyendo de los grandes calores, me parece un refugio de frescura. De sus flores florezco y de sus frutos hago mis grandes delicias; estos frutos que me estaban reservados desde el origen me producen un gozo sin límite. Cuando me estremezco ante Dios, este árbol me protege; cuando tiemblo, es mi apoyo; es el precio de mis combates y el trofeo de mis victorias. Es para mí el camino estrecho, el sendero tortuoso, es la escala de Jacob recorrida por los ángeles, es la cumbre de la cual se apoya realmente el Señor”.


El poeta Vicente Manglano en 1960 compuso una poesía titulada:

AMOR


El amor que es verdadero
nada pide por amar;
y, si se da, de entero,
es constante y es sincero,
sabe sufrir y callar...
Amor es luz que nos llama,
es fuerza que nos sostiene,
es ardor que nos inflama,
es deber que nos reclama,
y es lazo...que nos retiene.
Amar es como una luz
que se quema suavemente..
que no produce inquietud,
que es paz, es calma, es virtud,
es templado y es ardiente,
que se eleva noblemente
sobre lo que es vano, vil,
y es más puro y más útil
¡cuánto más hondo se siente! 

 

j.v.c.