Decimocuarto Domingo Del Tiempo Ordinario

8 de JULIO de 2018

TEXTOS BIBLICOS PARA LA LITURGIA EUCARÍSTICA

Un profeta desterrado, un carpintero, hijo de María y Pablo, presumiendo de sus debilidades son los escogidos por Dios para ser instrumentos de su palabra. Las lecturas de hoy nos testimonian con cuánta fatiga la verdad se hace camino entre los hombres.

 

ORACION

Oh Dios, cuyo amor no tiene límites, y que nos guías constantemente con tu palabra de verdad. Haz que los que, alrededor de tu altar, aquí nos reunimos, acojamos gozosamente esa tu palabra y podamos alabarte desde lo profundo de nuestro corazón. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

 

PRIMERA LECTURA: Ez 2:2-5

Dios no deja nunca de dirigir su Palabra al pueblo con el que ha hecho su alianza aunque éste no siempre lo escuche. Del mismo modo nos invita a no cansarnos de hacer el bien y predicar la palabra de Dios a nuestros hermanos.

 

SALMO RESPONSORIAL: Sal 123:1-2

R/ NUESTROS OJOS ESTAN EN EL SEÑOR, ESPERANDO SU MISERICORDIA

  1. A ti he elevado mis ojos, a ti que habitas en los cielos.
    Como los ojos de los siervos se fijan en la mano de su dueño,
    Como miran los ojos de una esclava la mano de su dueña,
    Así miran nuestros ojos al Señor,
    Nuestro Dios, ¿cuándo tendrá piedad de nosotros? R/
     
  2. Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad,
    Porque estamos saturados de desprecios.
    Nuestra alma está colmada de las burlas de la gente acomodada,
    Del desprecio de los enemigos. R/


SEGUNDA LECTURA: 2Co 12:7-10

San Pablo reconoce humildemente con esperanza sus limitaciones: sabe que es Cristo quien actúa y lleva adelante su obra evangelizadora.

 

Aclamación al Evangelio 2Tm 1:10

Aleluya, Aleluya. El Espíritu del Señor está sobre mi. Me ha enviado para dar la Buena Nueva a los pobres. Aleluya.


EVANGELIO SEGÚN MARCOS MC 6:1-6

Dios habla de una manera simple y con medios sencillos. Solamente los que tienen buen oído saben percibir su palabra.


8 de julio: DOMINGO 14 DEL TIEMPO ORDINARIO
TEMA: CONOCIMIENTO NOCIONAL Y REAL DE CRISTO

Este domingo se centra en esa escena en la Sinagoga de Nazaret, cuando los paisanos de Jesús se admiran de su enseñanza diciendo: “¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María?...

Los paisanos de Jesús tenían de él un “conocimiento nocional”, pero no un “conocimiento real”. ¿Cuál es la diferencia de esos dos conocimientos? El beato Cardenal Newman (1801-1890), en su precioso ensayo: “La Gramática del Asentimiento” lo explica así: el “conocimiento nocional” es el que se hace sólo con la cabeza, mientras que el “conocimiento real” es el que se hace con los sentidos, memoria, entendimiento, voluntad y corazón, toda la persona.

Los paisanos de Jesús creían saber que Jesús nació en Nazaret, aunque fue en Belén, que era el hijo del carpintero José y que su madre se llamaba María. Pero nada más. Por eso se admiraban de la sabiduría y milagros de Jesús, que no había hecho estudios especiales en Jerusalén con los Fariseos. No ponían el corazón en su trato con Jesús, le miraban de arriba abajo. Su conocimiento de Jesús era meramente nocional.

Hay una historia muy bonita de Tony de Mello relativa a esto. Un indio se convirtió al Cristianismo. Sus amigos le preguntaban con sorna: dinos, pues, ¿Dónde nació Jesús? ¿Cuantos sermones hizo? ¿Cuántos y cuáles son sus milagros?...A lo que él repuso: “Ciertamente soy un ignorante y sé muy poco de Jesús. Pero yo antes, después del trabajo me iba a una taberna, me gastaba todo el dinero, volvía borracho a casa, pegaba a mi mujer y a los niños, y todos me tenían mucho miedo. Pero ahora, después de conocer a Jesús, al terminar el trabajo, vuelvo en seguida a casa con mi salario, toda la familia me espera para cenar juntos, nos reímos y somos felices. Y todo eso se lo debo a Jesús”. Este es el “conocimiento real” de una persona, de Jesús.

En japonés “conocer” se dice: “shiru” y se escribe con el carácter chino de: 知, que es una “flecha”:矢 salida de una boca: 口. O sea, conocer intuitivo como una flecha, salida por la boca desde el corazón. La misma doctrina explicada al modo oriental, creo.

La raíz de la incredulidad de los paisanos de Jesús estaba en su incapacidad de acoger la manifestación de Dios en lo cotidiano”. Aquello que decía Santa Teresa de Jesús: “También Dios anda entre los pucheros”. Para los judíos Dios era un Ser lejano, cuyo nombre no se debía ni siquiera pronunciar directamente, sino sólo con la palabra indirecta de “Yahvé”...

El santo Papa Juan Pablo II, en su encíclica “Laborem exercens” (n.26) dice: “Jesús proclamaba y, sobre todo, ponía por obra el evangelio que le había sido confiado, las palabras de la eterna Saiduría. Por esta razón, se trataba verdaderamente del “evangelio del trabajo”, porque el mismo que lo proclamaba era un trabajador, un artesano como José de nazaret. Aunque no encontremos en las palabras de Cristo el mandato particular de trabajar – sino más bien, una vez, la prohibición de preocuparse de manera excesiva del trabajo y de los medios de subsistencia – su vida es, a este respecto, suficientemente elocuente: él pertenece al mundo del trabajo, aprecia y respeta el trabajo y sus diversas expresiones, viendo en cada una de ellas una manera particular de manifestar la semejanza del hombre con Dios Creador y Padre. ¿Acaso no es él mismo quien ha dicho: Mi Padre es el viñador? En las parábolas sobre el reino de Dios, Jesucristo se refiere constantemente al trabajo: al del pastor, del agricultor, del médico, del sembrador, del amo de la casa, del servidor, del intendente, del pescador, del mercader, del obrero. Habla también de los diversos trabajos de las mujeres. Presenta el apostolado semejante al trabajo manual de los segadores o de los pescadores. He aquí el grande, aunque discreto, evangelio del trabajo que encontramos en la vida de Cristo y en sus parábolas, en las que Jesús ha hecho y enseñado”. Termino con una breve poesía de la poetisa mejicana Guadalupe Amor (1918-2000), que me parece apropiada para no caer en la tentación de ser como los paisanos de Nazaret, que creían “saber” todo lo de Jesús y de Dios Creador. La poesía se titula:


DÉCIMAS

Hablo de Dios como el ciego
que hablase de los colores,
e incurro en graves errores
cuando a definirlo llego.
De mi soberbia reniego,
porque tengo que aceptar
que no sabiendo mirar
es imposible entender.
¡Soy ciega y no puedo ver,
y quiero a Dios abarcar!...  

 

j.v.c.