Vigésimo Cuarto Domingo Del Tiempo Ordinario

16 de Septiembre de 2018

TEXTOS BIBLICOS PARA LA LITURGIA EUCARÍSTICA

El Reino de Dios no se impone con autoridad o con poder, sino en el sacrificio de la propia vida en favor de los otros, pero esta lección es difícil. Pedro mismo no la entiende y por ese mismo camino de incomprensión camina el cristiano que quiere creer sin comprometerse con las obras.

ORACION

Oh Dios, fuente de salvación, tu Hijo Jesús, con su dolor y su cruz nos mostró el camino de tu seguimiento. Ilumina con tu palabra a los que proclamamos a Jesús como nuestro salvador, y haz que, sin perdernos en las tinieblas, caminemos el camino que nos lleva a ti. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén


PRIMERA LECTURA: Is 50:5-9

La Sagrada escritura no se cansa de recordarnos que, a pesar de las apariencias, son los justos y no los poderosos los que cambian el mundo. El sufrimiento del justo nunca es en vano.


SALMO RESPONSORIAL: Sal 116:1-4, 5-7, 8-9

R/ CAMINARE EN PRESENCIA DEL SEÑOR EN LA TIERRA DE LOS VIVOS

Amo al Señor porque escucha
El clamor de mi plegaria;
Inclinó hacia mí su oído,
El día que lo llamé. R/

Me envolvían los lazos de la muerte,
Estaba preso en las redes fatales,
Me ahogaban la angustia y el pesar,
Pero invoqué el nombre del Señor:
“¡Ay, Señor, salva mi vida!”. R/

El Señor es muy bueno y justo,
Nuestro Dios es compasivo;
El Señor cuida de los pequeños,
Estaba débil y me salvó. R/

 

SEGUNDA LECTURA: Sant 2:14-18

La fe sin obras es fe muerta. La fe sin obras no basta. Solamente el que ama a los demás y se sacrifica por ayudarlos puede dar testimonio de que Dios es amor y que ha dado su vida por salvarnos.

 

Aclamación al Evangelio Gal 6:14

Aleluya, Aleluya. Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz del Señor, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Aleluya.


EVANGELIO SEGÚN MARCOS Mc 8:27-35

Jesús es el salvador del mundo. Pero un salvador como solo puede imaginarlo Dios: humilde, misericordioso, pobre. Solamente el que acepte el modo que tiene Jesús de salvar el mundo puede seguirlo y se considerado discípulo suyo..

 

16 de septiembre: DOMINGO 24 DEL TIEMPO ORDINARIO

TEMA: EL SEGUIMIENTO DE JESÚS

El seguimiento de Jesús, como la vida misma, está lleno de matices y contrastes. Hay días luminosos en los que la luz del sol brilla y nos deja ver un camino sembrado de amor, servicio, misericordia, compasión, paz, acogida y un larguísimo etcétera. Y hay otros, por el contrario, en los que negros nubarrones anuncian tormenta y días aciagos. Tanto en los primeros como en los segundos se descubre el talante de los auténticos seguidores de Jesús. En los días luminosos la fidelidad al Evangelio invita al reconocimiento humilde del acontecer de Dios en la vida y en la historia que permite que podamos ser un instrumento afinado en sus manos. En los días grises, la fidelidad al Evangelio invita a la perseverancia, la creatividad, la confianza en el Señor y al reconocimiento humilde de los errores que, en no pocas ocasiones, atrae las nubes negras.

Para quienes creemos, seguir a Jesús y ser sus amigos es lo mejor que nos puede pasar. Su amistad y su cercanía nos abre a horizontes de sentido y felicidad y nos ayuda a entender que la plenitud de la vida se alcanza cuando salimos de nosotros mismos y nos damos a los demás sin límite. No obstante, la felicidad que origina la amistad con el Señor no está exenta de momentos de dolor, de sacrificio y de cruz.

Jesús manifiesta a sus discípulos con nitidez las implicaciones de ser un discípulo con radicalidad y fidelidad al Evangelio: “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”. Su forma de hacerse cargo de la realidad y transformarla en historia de Salvación pasa por el abajamiento, por hacerse solidario con el pueblo que sufre y cargarse sobre sus hombros el dolor y la vida de las víctimas.

Reconocer a Jesús como Mesías implica asumir su modo de proceder: “El Hijo del hombre tiene que padecer mucho… ser ejecutado y resucitar a los tres días”:

La vida plena es sembrada en el corazón de la entrega por amor a los demás. No se puede ser causa de vida, felicidad y plenitud cuando buscamos mezquinamente nuestros propios intereses y dejamos pasar con indiferencia a nuestro lado los rostros de los que sufren. La vida surge cuando, como Jesús, somos capaces de dar la vida por los amigos, por los demás

¡Tú piensas como los hombres, no como Dios! El bueno de Pedro no acababa de decir la última frase de su confesión de fe cuando el Señor le reprende con estas duras palabras. La causa del enfado de Jesús es que Pedro pretendía que el mesianismo de Jesús huyera del dolor y de la entrega.

Yo no creo que Jesús quiera que suframos por sufrir. Eso sería masoquismo. Lo que veo claro es que cuando somos fieles y coherentes con el Evangelio estamos expuestos a la incomprensión, la crítica, los señalamientos, los juicios e incluso a la muerte.

Pidamos al Señor de la vida entregada por amor que seamos capaces de entregar la nuestra como semilla de eternidad y de Reino.

J. C. R. sj