Cuarto Domingo Del Tiempo Ordinario

3 de Febrero de 2019

TEXTOS BIBLICOS PARA LA LITURGIA EUCARÍSTICA

Jesus se declara como el Ungido por el Espíritu, para la liberación del hombre. Es el mismo Espíritu que elige y anima a los profetas y que actúa en nuestra propia existencia y en nuestra Iglesia con los carismas, especialmente con el amor. Llamados por el Espíritu, nuestro campo de liberación. Es el campo del amor.

 

ORACION

Oh Dios, que hablas al corazón de todo hombre, ya que conoces nuestros pensamientos y deseos, te pedimos, Señor, guíes con tu Espíritu a todos los que hoy estamos aquí reunidos, y que, confiadamente, sepamos abrir nuestros corazones a la voz de tu llamada. Amen

 

PRIMERA LECTURA: Jer 1:4-5, 17-19

El profeta recuerda la experiencia de la llamada que transformó toda su vida. Su recuerdo lo fortalice cuando el fracaso y la oposición lo debilitan.


SALMO RESPONSORIAL: Sal 71: 1-3, 3-6, 15-16

R/ MI BOCA CANTARÁ TUS OBRAS JUNTAS.

 

  1. En ti Señor confío, no quede decepcionado.
    En tu justicia, tú querrás defenderme,
    Inclina a mí tu oído, y sálvame. /R
     
  2. Sé para mí una roca de refugio,
    Una ciudad fortificada en que me salve,
    Pues tú eres mi roca, mi fortaleza.
    Líbrame oh Dios, de la mano del impío. /R
     
  3. Tú eres Señor mi esperanza,
    Y en ti he confiado desde mi juventud.
    En ti me apoyé desde mis primeros pasos,
    Tú me atrajiste desde el seno de mi madre. /R

 


SEGUNDA LECTURA: 1 Co 12:31-13:13

El apóstol San Pablo resume la enseñanza del Cristianismo. El buen cristiano es aquel que vive para el demás, aquel que pone sus bienes y su vida al servicio de los demás.

 

ACLAMACION DEL EVANGELIO Lc 4:18

Aleluya, Aleluya.
El Señor me ha enviado a dar la Buena Noticia, a proclamar la liberación a los cautivos.
Aleluya


EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS Lc 4,21-30

La gente de Nazaret tenía al Salvador tan cerca que eran incapaces de reconocerlo. Pidamos la gracia de reconocer y aceptar el don de Dios en nuestra vida.


3 De Febrero: Cuarto Domingo Del Tiempo Ordinario.
Tema: Convertidos En Hijos De La Luz

Jesús fracasó en su propio pueblo. Su manifiesto programático suscitó primero estupor y perplejidad entre los pueblerinos de Nazaret que decían: “¿De dónde saca éste su sabiduría? ¿No es acaso el hijo de José el carpintero?”...Y después tuvieron una reacción violenta: “Se pusieron furiosos... lo empujaron fuera...con una intención de despeñarlo”.

¿Por qué este cambio? Rechazan a un Mesías “para hoy”, lo querían para mañana, con una imagen de Dios abstracta, atemporal. No veían a este “enviado” para los débiles, los oprimidos, que exigen una respuesta inmediata. El hoy de Dios llega siempre demasiado pronto, cuando uno no se lo espera, y debe ser acogido con un sí inmediato.

Y además Jesús habla de los extranjeros: la viuda de Sarepta y la curación del sirio Naamán...Los de Nazaret querían a un Jesús “para ellos”, para que hiciera milagros allí, ejerciera su actividad curativa a favor de los enfermos de Nazaret. Que abriera allí una “clínica curativa”. Pero Jesús es universal, es para todos.

Jesús es rechazado lo mismo que Jeremías, cuya vocación hemos escuchado en la primera lectura de este domingo: “Mira, yo te convierto hoy en una plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país”. Lo mismo ocurrió con Jesús en Nazaret. Jesús es “echado fuera”, mientras que “deberían salir fuera con él”...Jesús siempre nos lleva “a otra parte”: de nuestros deseos e intereses...

San Cirilo de Alejandría (370-444) escribió: Para “renovar la faz de la tierra”

 

Cristo ha querido que el mundo lo siguiera y así conducir a Dios Padre a todos los habitantes de la tierra. Ha querido establecer todas las cosas a un estado mejor y renovar, por decirlo de alguna manera, la faz de la tierra. Por eso, a pesar de ser el Señor del universo, tomó la condición de esclavo. Anunció la buena noticia a los pobres afirmando que Él había sido enviado con este fin... Cristo promete la curación y el perdón de los pecados a los que tienen roto el corazón, y devuelve la vista a los ciegos. ¿Cómo no van a ser ciegos los que no reconocen a aquel que es el Dios verdadero? ¿No está su corazón privado de la luz divina y espiritual? A ellos precisamente el Padre les envía la luz del verdadero conocimiento de Dios. Llamados por la fe, lo han conocido; es más, han sido conocidos por Él. Habiendo sido hijos de la noche y de las tinieblas, se han convertido en hijos de la luz porque el día los ha iluminado, el Sol de justicia ha amanecido para ellos y la estrella de la mañana se les ha aparecido en todo su esplendor”.

Quiero terminar con una poesía de José Luis Hermosilla (de 1986) que ofrece el panorama de la “cerrazón de los de Nazaret” y de tantos otros que no ven a Jesús como el “Profeta anunciado” ya por Moisés en el Deuteronomio. La poesía se llama:


MAR SIN AGUA

Mar sin agua,
hombre sin corazón,
pájaro sin libertad,
mundo sin amor.
Manos sin cadenas,
cielo sin estrellas,
niño sin sonrisas,
campo sin sol,
hombre sin fe,
hombre sin Dios,
hombre que busca
busca sin hallar.
Rico sin pobreza,
sueños y sólo sueños;
vida sin amor,
llanto sin lágrimas,
dolor y más dolor.
Mirada sin horizontes:
¡Nos haces falta tú!
 

j.v.c.