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Semana Santa 2024

Domingo De Ramos
De La Pasion Del Señor

14 de abril de 2019

TEXTOS BIBLICOS PARA LA LITURGIA EUCARÍSTICA

Recordando con fe y devoción la entrada triunfal de Jesucristo en la ciudad santa, le acompañaremos con nuestros cantos, para que, participado ahora de su cruz, merezcamos un día tener parte en su resurrección.

 

ORACION

Dios todo poderoso y eterno, tú quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y muriese en la cruz, concédenos que las enseñanzas de su Pasión nos sirvan de testimonio, y que un día participemos en su gloriosa resurrección.


PRIMERA LECTURA: Is 50:4-7

Isaías nos recuerda que la misión de anunciar la palabra de Dios y salvar a los hombres no puede nunca separarse del sufrimiento y la persecución.


SALMO RESPONSORIAL: Sal 22:8-9, 17-18, 19-20, 23-24.

R/ DIOS MIO, DIOS MIO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?

  1. Todos los que me ven, de mí se burlan,
    hacen muecas y menean la cabeza.
    “! Confía en el Señor, pues que lo libre,
    que lo salve si le tiene aprecio”! R/
     
  2. Como perros de presa me rodean,
    me acorrala una banda de malvados.
    Han lastimado mis manos y mis pies,
    Con tanto mimarme y observarme
    Pudieron contar todos mis huesos. R/
     
  3. Reparten entre sí mis vestiduras
    Y mi túnica la tiran a la suerte.
    Pero tú, Señor, no te quedes lejos
    ¡fuerza mía, corre a socorrerme! R/

 

SEGUNDA LECTURA: Flp 2:6-11

Jesús nos enseña el camino hacia la verdadera grandeza: hacerse pequeño y el servidor de todos.


ACLAMACION DEL EVANGELIO Flp 2:7-9

Honor y gloria a ti Señor Jesús.
Cristo por nosotros se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó, sobre todo, y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”.
Honor y gloria.


EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS: Lc 23:1-49.

Meditemos el relato de la Pasión del Señor y pidamos a Dios que nos regale un corazón parecido al suyo.


14 De Abril: Domingo De Ramos De La Pasion Del Señor
Tema: Recibamos A Nuestro Rey


Entramos en la “Semana Santa”, recibiendo a Jesús nuestro Rey y Redentor con esas palmas y ramas en nuestras manos. Luego nos las llevaremos a nuestras casas, poniéndolas a nuestra vista todo el año, como señal de que Jesús es nuestro Rey y nadie más.


La liturgia de este domingo empieza con el gozo de recibir a Jesús con “Hosannas al hijo de David”, para pasar luego a la lectura de la tercera canción de Isaías al “Siervo sufriente” y luego a la lectura también de ese pasaje de la carta de San Pablo a los Filipenses en que dice que “Jesús, siendo hijo de Dios, se rebajó hasta hacerse hombre y morir en la cruz, por lo que Dios Padre lo exaltó y le dio el nombre de Señor del universo entero”.

Luego escuchamos la Pasión de Jesús, según San Lucas.

San Proclo de Constantinopla (Patriarca que murió en el año 446) en un sermón para este domingo de Ramos dice:

“Encendamos las lámparas de la fe: como las cinco vírgenes prudentes, llenémoslas del aceite de la misericordia para con los pobres, acojamos a Cristo despiertos y cantémosle llevando las palmas de la justicia en las manos. Abracémoslo derramando sobre Él el perfume de María. Escuchemos el canto de la resurrección; que nuestras voces se eleven, dignas de la majestad divina, y gritemos con el pueblo ese grito que viene de la multitud. ¡Hosanna en las alturas! Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel. Está bien dicho: El que viene, porque viene sin cesar, jamás nos falta.


El Rey manso y pacífico está a nuestra puerta. El que reina en los cielos sobre los querubines está aquí abajo sentado en un pollino de borrica. Preparemos las casas de nuestras almas, quitemos de ellas esas telas de araña que son las discordias fraternas; que nadie encuentre en nosotros el polvo de la maledicencia. Derramemos a oleadas el agua del amor y apacigüemos las desavenencias que levanta la animosidad; después salpiquemos el vestíbulo de nuestros labios con las flores de la piedad. Entonces, que surja de nosotros ese mismo grito que brota de la muchedumbre: Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel”.


Termino con una poesía de Francisco de Quevedo (1580-1645) titulada:

ALÉGRATE, SEÑOR

Alégrate, Señor, del ruido ronco
de este recibimiento que miramos;
pues mira que hoy, mi Dios, te dan los ramos,
por darte el viernes más desnudo el tronco.
Hoy te reciben con los ramos bellos,
aplauso sospechoso, si se advierte,
pues de aquí a poco para darte muerte
te irá con armas a buscar entre ellos.
Y porque la malicia más te arguya
de nación a su propio rey tirana,
hoy te ofrecen sus capas, y mañana
suertes verás echar sobre la tuya.

 

j.v.c.

 

 

 

 
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