Decimosexto Domingo Del Tiempo Ordinario

21 de julio de 2019

TEXTOS BIBLICOS PARA LA LITURGIA EUCARÍSTICA

La acogida, este es el tema de la Liturgia de hoy. Abraham acoge hospitalario a los caminantes desconocidos, y abre su vida al don que le ofrece el Señor. Marta y María acogen a Jesús y abren sus vidas al servicio y la oración. Todo el que acoge la palabra de Dios siente la necesidad de anunciarla sin descanso para que todos lleguen a la madurez de la plenitud de Cristo.

 

ORACION


O Dios, fuente de la salvación, tú estás siempre a nuestro lado y no cesas de comunicarte con nosotros. Haz que hoy, reunidos como hijos tuyos, sepamos prestar oído atento a tu palabra. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen


PRIMERA LECTURA: Gen 18:1-10

Abraham practica la virtud de la hospitalidad con sus hermanos y con Dios, presente en cada hermano necesitado. Y Dios nunca se deja ganar en generosidad.

 

SALMO RESPONSORIAL: Sal 15:1-2, 3-4 y6

R/ SEÑOR, ¿QUIEN PUEDE HOSPEDARSE EN TU TIENDA?

El que es irreprochable
y actúa con justicia,
el que dice la verdad de corazón
y no forja calumnias R/

El que no daña a su hermano
Ni al prójimo molesta con agravios;
El que menosprecia al criminal,
Pero honra a los que temen al Señor. R/

El que no presta dinero a interés
Ni acepta sobornos
Para perjudicar al inocente.
Quien obra así, jamás vacilará. R/


SEGUNDA LECTURA: Col 1:24-28

Pablo se identifica con Cristo y sufre, como El, la persecución. El servicio pastoral no es para él un camino triunfalista, sino una lucha dolorosa por hace del mundo en que vivimos el Reino deseado por Dios.


ACLAMACION DEL EVANGELIO Lc 8:15

Aleluya, aleluya Dichosos los que con un corazón noble y generoso guardan la palabra de Dios y dan fruto perseverando. Aleluya.


EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS: Lc 10:38-42

Trabajar por Jesús sin dejar de escuchar su voz. Servirlo prestando siempre atención a su voluntad. He aquí la figura del auténtico discípulo de Jesús.
 

Tema: Contemplativos En La Acción


El Evangelio de hoy nos presenta a Marta y María, que encarnan “la acción” la primera Marta y “la contemplación” la segunda María. De ahí viene ese título que he puesto a la homilía de “Contemplativos en la acción”. Es esta una frase de San Ignacio de Loyola que nos quería a todos así: contemplativos en la acción. Unidos siempre a Jesús en el trabajo diario. Unir a Marta y María, como si fueran una sola persona dentro de nosotros. Trabajar como Marta, pero con el corazón oyente de María. Marta toma la postura del “dar” y María la postura del “recibir”. Marta se coloca en el plano del “actuar” y María en el plano del “ser”. Marta acoge a Jesús en su casa, y María lo acoge “dentro” de su corazón. Marta ofrece cosas y María se ofrece a sí misma.

A pesar de la aparente reprimenda de Jesús a Marta, la verdad es que “Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio” porque amaba al Señor. Su actitud es la de las madres que se vuelcan en sus atenciones, cuando vuelve a casa el hijo ausente por mucho tiempo. Jesús no rechaza esta muestra de sincero amor, que es imitable por todos nosotros.

Pero, junto a ese servicio directo y personal a Jesús, debemos servir a los miembros de su cuerpo social, pues sabemos que es lo que Él quiere.

La actitud de María también es digna de admiración. Porque ella no sólo oye, sino que escucha a Jesús, presta atención a lo que Él dice.

Nos llama la atención la postura de Abraham, tal como aparece en la primera lectura de hoy. Abraham se parece a Marta en su acogida y hospitalidad a los tres misteriosos personajes que se le presentan ante su tienda. Abraham recibe la bendición de un hijo, mientras que Marta recibe la repulsa de Jesús. ¿Por qué? Porque Abraham también muestra la actitud de María, o sea el escuchar sentado a los pies de los tres personajes, que son ángeles de Dios. Y a propósito de “ángeles”, hay una historieta graciosa que viene a cuento de hoy. Cuando Dios creó todo el universo, estaban junto a Él “cinco ángeles”. El primero pregunta: “¿qué estás haciendo?” (es el ángel de los investigadores). El segundo dice: “¿por qué haces esto?” (es el ángel de los filósofos). El tercero pregunta: “¿puedo ayudarte en algo?” (es el ángel de los servidores). El cuarto dice: “¡qué extraordinario! ¿Cuánto vale todo esto?” (es el ángel de los empresarios). Y el quinto ángel estaba junto a Dios mirando y aplaudiendo con entusiasmo. Este es el ángel de los contemplativos, como María de Betania. Necesitamos esta actitud de admiración contemplativa, para luego poder actuar con sabiduría y eficacia. Jesús era contemplativo en la acción.

Termino con una poesía del santanderino poeta Gerardo Diego (1896-1987) titulada:

 

Marta Y María


Marta tenía razón,
y la tenía María.
María, la mejor parte,
y la menos buena – prisa,
humillación, tempestades
de alma que duda y trajina –;
la menos buena, sí, Marta,
pero su parte tenía.
El corazón no se parte
como la mente o la vista,
como la rueda de oficios
en el pozo o la cocina.
El corazón se da entero.
Entero lo da María.
Entero lo dará Marta,
pero en su afán distraída
tardará un poco en la entrega,
ella, la puntual, limpísima.

Activa en la tierra Marta,
María contemplativa
en unos ojos que el cielo
nos remueven cuando miras. 

j.v.c.