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Semana Santa 2024

Vigesimo Noveno Domingo Del Tiempo Ordinario

20 de octubre de 2019

TEXTOS BIBLICOS PARA LA LITURGIA EUCARÍSTICA

La fe y valentía por hacer que en el mundo se proclame siempre la palabra de Dios serán también fuente de confianza para saber que nuestras oraciones son oídas porque como los israelitas tenían a Moisés también nosotros tenemos a Jesús en cruz que intercede siempre por sus fieles.

 

ORACION

Oh Dios, fuerza de los que en ti creen, tú siempre escuchas las plegarias de los que te suplican. Te pedimos, Señor que sepamos acercarnos a ti en sincera actitud de oración y confianza. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen


PRIMERA LECTURA: Ex 17:8-13

Moisés, con los brazos extendidos, es figura de Cristo en la cruz. El trabajo del hombre es necesario; pero sin la ayuda de Dios, sin la intercesión de Jesús, no produce ningún fruto duradero.


SALMO RESPONSORIAL: Sal 121:3-4,5-6,7-8

R/ EL AUXILIO ME VIENE DEL SEÑOR, QUE HIZO EL CIELO Y LA TIERRA

  1. Levanto mis ojos a las montañas: 

    ¿de dónde me vendrá la ayuda?

    La ayuda me viene del Señor, 
que hizo el cielo y la tierra. R/
  2. El no dejará que resbale tu pie:
    
¡tu guardián no duerme!
No,
    no duerme ni dormita 
el guardián de Israel. R/
  3. El Señor es tu guardián,
    
es la sombra protectora a tu derecha:
    
de día, no te dañará el sol, 
ni la luna de noche. R/


SEGUNDA LECTURA: 2 Tm 3:14-4:2

Es fácil desilusionarse porque “aún no” es realidad, como nosotros quisiéramos, el Reino de Dios en la tierra. Somos nosotros los que tenemos que ir construyendo, con sinceridad, humildad y confianza en las enseñanzas del evangelio.


ACLAMACION DEL EVANGELIO Hb 4:12

Aleluya, aleluya La palabra de Dios es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón. Aleluya.


EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS: Lc 18:1-8

La lectura del evangelio de San Lucas insiste en la importancia de la oración. Si las peticiones de una pobre mujer encuentran oídos en un juez injusto y sin escrúpulos. ¿Va a dejar de ser oída por el Padre, la oración confiada y constante de sus hijos queridos?.

 

TEMA: “La eficacia de la oración continua”

 

La parábola de Jesús en el Evangelio de este domingo retrata a una mujer a quien un juez corrupto le ha negado el derecho a expresarse, una experiencia que incluso hoy en día sufren muchas personas en todo el mundo. La parábola está ambientada «en una ciudad» (Lc 18,2), una ciudad sin nombre, ya que lo que se cuenta parece tener lugar en todas partes: para los enemigos, la ley debe aplicarse; para los propios amigos solamente debe ser interpretada.

La viuda de la parábola no es amiga del juez, por eso no recibe audiencia. Esta viuda perdió la ayuda de su esposo y, en el mundo palestino del primer siglo, no pudo heredar su propiedad. Las viudas eran económicamente vulnerables y podían ser explotadas, como Jesús recuerda agudamente cuando acusa a los líderes religiosos de devorar las casas de las viudas (cf Lc 20,46-47). Al no poder pagar un abogado, la viuda se presenta sola para representar su causa contra su oponente. Jesús expone el razonamiento interno del juez, profundamente corrupto, completamente desinteresado en la denuncia de la viuda y totalmente indiferente hacia su persona: no teme a Dios y no le importa el bien de los hombres. La viuda está decidida a no permanecer invisible e inaudible, ni siquiera ante un juez deshonesto, hasta que el caso se resuelva definitivamente en su favor.

La parábola, de hecho, le sirve a Jesús para ejemplificar la necesidad de la oración, su urgencia y continuidad. Si la oración constituye el corazón de la misión de la Iglesia es porque dentro de esta relación personal y eclesial con Dios (liturgia) la persona y las comunidades se renuevan de acuerdo con los criterios de la salvación ofrecidos y operados por Jesús. Su pregunta sobre la fe en el momento de su regreso parece indicar una cierta preocupación del maestro sobre la efectividad de la misión y la autenticidad del testimonio de los discípulos misioneros. Estos, asociados al misterio pascual, gracias al bautismo, se encuentran ya enviados al mundo como Iglesia de Cristo, es decir, como la comunidad de los redimidos, colocada como una semilla y comienzo del Reino para que toda la historia y la humanidad sea transfigurada y redimida. La eficacia de la oración continua, de la súplica constante, de la búsqueda insistente del amor por la verdad y la justicia, forja al discípulo en la misión. Solo aquellos que rezan insistentemente ponen a Cristo en el centro de sus vidas y de la misión que se les confía, creciendo en la fe. Solo aquellos que oran insistentemente se vuelven atentos y son capaces de escuchar, comprender y descubrir las necesidades y las peticiones de redención material y espiritual tan presentes en el corazón de la humanidad de hoy. 

 

 

 

 

 

 
 
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