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Vayan e inviten a todos al banquete ...

Mensaje Del Santo Padre Francisco
 Para La XCVIII Jornada Mundial De Las Misiones 2024

Vayan e inviten a todos al banquete (cf. Mt 22,9)

 

2. Al banquete. La perspectiva escatológica y eucarística de la misión de Cristo y de la Iglesia


En la parábola, el rey pide a los siervos que lleven la invitación para el banquete de bodas de su hijo. Este banquete es reflejo de aquel escatológico, es imagen de la salvación final en el Reino de Dios, realizada desde ahora con la venida de Jesús, el Mesías e Hijo de Dios, que nos dio la vida en abundancia (cf. Jn 10,10), simbolizada por la mesa llena «de manjares suculentos, […] de vinos añejados», cuando Dios «destruirá la Muerte para siempre» (Is 25,6-8).


La misión de Cristo es la de la plenitud de los tiempos, como Él declaró al inicio de su predicación: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca» (Mc 1,15). Así, los discípulos de Cristo están llamados a continuar esta misma misión de su Maestro y Señor. Recordemos al respecto la enseñanza del Concilio Vaticano II sobre el carácter escatológico del compromiso misionero de la Iglesia: «El tiempo de la actividad misional discurre entre la primera y la segunda venida del Señor [...] Es, pues, necesario predicar el Evangelio a todas las gentes antes que venga el Señor» (Decr. Ad gentes, 9).


Sabemos que el celo misionero en los primeros cristianos tenía una fuerte dimensión escatológica. Ellos sentían la urgencia del anuncio del Evangelio. También hoy es importante tener presente esta perspectiva, porque nos ayuda a evangelizar con la alegría de quien sabe que «el Señor está cerca» y con la esperanza de quien está orientado a la meta, cuando todos estaremos con Cristo en su banquete nupcial en el Reino de Dios. Así pues, mientras el mundo propone los distintos “banquetes” del consumismo, del bienestar egoísta, de la acumulación, del individualismo; el Evangelio, en cambio, llama a todos al banquete divino donde, en la comunión con Dios y con los demás, reinan el gozo, el compartir, la justicia y la fraternidad. Continuará…

 

 

(Tomado de la Exhortación Apostólica: “Alegraos y regocijaos”)