Otras Lecturas

 

16 De Noviembre De 2025

 

 

La liturgia de este Domingo, penúltimo del año litúrgico, nos habla de la última realidad de la historia. Ese día se hará finalmente la justicia. Jesús nos anuncia la necesidad de mantenerse firmes ante la llegada de la destrucción de Jerusalén y el fin del mundo. Y es Pablo el que no acepta la ociosidad amparada por esa razón; nos estimula al trabajo y a la fatiga cotidiana precisamente con la intención de preparar esa venida.

 

Iglesia San Ignacio

ORACION COLECTA

Oh Dios, origen y fundamento de todas las cosas, tú sostienes y guías a los que con santo temor te reverencian. Fortalece con tu Espíritu a los aquí reunidos, para que, aun en medio de cualquier adversidad, puedan seguir las huellas de Jesús. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA: Ml 3:19-20

El profeta Malaquías nos recuerda que la última palabra sobre la historia y sobre cada una de nuestras vidas la tiene Dios. Escuchemos la primera lectura y pidamos ver la vida con ojos de fe.

SALMO RESPONSORIAL: Sal 98:4-5, 6-8
R/ EL SEÑOR LLEGA PARA REGIR LOS PUEBLOS CON RECTITUD.

1. ¡Canten con la cítara al Señor.
Con la cítara y al son de la salmodia;
al son de la trompeta y del cuerno
aclamen el paso del Rey, el Señor! R/

2. ¡Rujan el mar y todo lo que contiene,
el mundo y todos los que lo habitan!
Aplaudan los ríos y los montes griten de alegría
delante del Señor, porque ya viene,
porque ya viene a juzgar la tierra. R/

3. Juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos según su derecho.
Ensalcen al Señor, nuestro Dios,
póstrense ante su santo monte:
¡Santo es el Señor nuestro Dios! R/

SEGUNDA LECTURA: 2 Ts 3:7-12

Creer en Dios no significa quedarnos de brazos cruzados esperando que Dios haga algo. Creer en Dios es trabajar, es ponerse manos a la obra para cambiar la sociedad e implantar en ella la justicia divina.

ALELUYA: Lc 21:28

Aleluya, aleluya.
Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.
Aleluya.

EVANGELIO SEGUN SAN LUCAS: Lc 21:5-19

El mundo está en las manos de Dios. Nunca debemos olvidar esto. Ni las guerras ni las calamidades ni los problemas personales podrán separarnos del amor que el Señor nos tiene.