Tres Pequeñas Cosas Para Hacer La Paz
Por eso, ha señalado el Pontífice, «Saulo toma lo mejor de sí en este pasaje» sacando todas las energías que le quedan «para hacer referencia a la unidad, para hacer referencia a la dignidad de la vocación: “Comportaos de manera digna con la llamada que habéis recibido”. Hacia la unidad».
Por otro lado, «el mismo Jesús, antes de morir, en la última Cena, pidió al Padre la gracia de la unidad por todos nosotros: “Que sean una sola cosa, como tú y yo, Padre”».
Y esto contiene una lección también para la humanidad de hoy.
Una lección que Francisco ha propuesto de nuevo actualizando la reflexión: «Nosotros estamos acostumbrados a respirar el aire de los conflictos.
Cada día, en el telediario, en los periódicos, se habla de los conflictos, uno detrás del otro, de guerras, sin paz, sin unidad, el uno contra el otro».
Hasta el punto de que, ha sido su denuncia, «incluso si se hacen pactos para detener un poco cualquier conflicto, como decía un sabio: “Los pactos se hacen para deshacerlos después”.
Y así lo que ha sido firmado hace diez años, después se dice: “No, ya no vamos adelante con este pacto”».
De esta manera, para ir adelante están «la carrera armamentística, la preparación a las guerras, a la destrucción».
Con el resultado, ha hecho notar el Papa, de que «también las instituciones mundiales —hoy vemos— creadas con la mejor voluntad de ayudar a la unidad de la humanidad, por la paz, se sienten incapaces de encontrar un acuerdo: que hay un veto de aquí, un interés de allá… Y les cuesta encontrar los acuerdos de paz».
En todo esto, sin embargo, ha advertido Francisco, «mientras tanto los niños no tienen para comer, no van al colegio» y no son «educados; no hay hospitales porque la guerra destruye todo».
En definitiva, «hay una tendencia nuestra a la destrucción, a la guerra, a la desunión».
Y «es la tendencia que siembra en nuestro corazón el enemigo, el destructor de la humanidad: el diablo».
Continuará...
(viernes, 26 de octubre de 2018)