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Tercer Domingo Del Tiempo Ordinario

 

21 De Enero De 2024

 

El profeta llama a la conversión en la ciudad de Nínive. Jesús mismo lo hace en el comienzo de su misión. Conversión que lleva consigo el abandonar las obras del pecado, dejar de pensar como el mundo y ser portadores de alegría en la vocación a la que cada uno ha sido llamado en su vida.

 

ORACION COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto. Él, que vive y reina contigo.


PRIMERA LECTURA: Jon 3:1-15

Dios siempre busca la conversión y la salvación de sus hijos. A veces pronuncia palabras amenazadoras, a veces palabras de consuelo, pero el objetivo siempre es el mismo: que sus hijos dejen de ser esclavos del pecado y comiencen a vivir como hijos de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL
R/ SEÑOR, INSTRÚYEME EN TUS SENDAS



Señor, muéstrame tus caminos
Y enséñame tus sendas.
Guíame en tu verdad,
Enséñame tú, que eres mi Dios y Salvador.

Señor, no olvides que eres compasivo
Y bondadoso desde toda la eternidad.
Señor, acuérdate de mí según tu misericordia.

El Señor es bueno y recto,
Por eso muestra el camino a los extraviados.
Dirige a los humildes en la justicia
Y enseña a los pobres el camino.

 

SEGUNDA LECTURA: 1 Cor. 7:29-31

 

San Pablo invita a los cristianos de Corinto a vivir sin olvidarse de lo más importante. Ninguna cosa que hagamos en el mundo debe distraernos del objetivo de amar a Dios y buscar vivir siempre a su lado.


ALELUYA

Aleluya, aleluya.
Está cerca el Reino de Dios; creed la Buena Noticia.

Aleluya, aleluya.


EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS: Mc 1:14-20

Los discípulos siguen la llamada de Jesús que pasa junto al lago y se convierten de simples pescadores, en pescadores de hombres. Pidámosle al Señor luz para saber cuál es nuestra vocación y fuerza para seguirla.


Seran Pescadores De Hombres

 

Este domingo, como el anterior, se caracteriza por dos relatos vocacionales, de los cuales surgen con particular fuerza la invitación a la conversión personal y la participación en la llamada a la conversión dirigida a todos los hombres.


La primera lectura nos trae la aventura de Jonás. Se trata de un profeta, llamado por Dios a marchar a una ciudad lejana, Nínive, a predicar un anuncio de conversión a sus habitantes. Jonás, de entrada, es reticente: él está convencido de que predicar la conversión a una ciudad de paganos es inútil, puesto que solamente Israel es el destinatario de la salvación de Dios. No obstante, cuando llega a la ciudad es obligado a desdecirse, se derrumba su escepticismo, puesto que descubre que los ninivitas escuchan su palabra, creen y se convierten.


De este modo, el mismo profeta vive una conversión personal en su relación con Dios. Jonás debe admitir que no conoce lo suficiente a su Señor, que tiene una mirada de particular misericordia hacia todos los hombres, llamados a reconocerlo y a amarlo.


En el relato evangélico, los cuatro pescadores llamados a ser Apóstoles, al contrario de Jonás responden en seguida a la llamada de Jesús. Pero ellos, como Jonás, también son llamados a fiarse del Señor hasta llevar a cabo algo que a primera vista les parecería ilógico y peligroso: abandonar su trabajo para seguir a un «desconocido». Lo que determina la decisión que toman es, sin duda, la palabra que el mismo Jesús pronuncia: «El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el Evangelio».


Las primeras dos afirmaciones revelan la presencia de Dios y el cumplimiento de su obra; las otras dos apelan a la respuesta del hombre, que es llamado a colaborar en el designio de salvación que se cumple en Jesús de Nazaret, Señor y Cristo.


La Palabra de Dios, por tanto, subraya en primer lugar que la vocación a la vida cristiana parte de una verdadera conversión personal, que nunca se realiza de manera definitiva y que debe renovarse continuamente, en las distintas etapas de la existencia. En segundo lugar, la respuesta humana debe ser siempre llena de confianza, también cuando lo que Dios pide puede parecer no comprensible inmediatamente, ilógico e incluso humanamente inútil.


En fin, toda vocación debe ser misionera, hacerse «anuncio de conversión» que es más eficaz en la medida en que más se vive, en primer lugar, a nivel personal.

 

 

Que la Santísima Virgen María, mujer del anuncio y del seguimiento, sostenga a la Iglesia, a todos los cristianos y a los sacerdotes, en este camino de continua conversión y, por tanto, de eficaz anuncio.

 

 

 

(Homilía del Papa Benedicto XVI)

 

 

 
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