Domingo De Pascua
Domingo 20 De Abril 2025
Nos preside, brillante, el cirio que ayer noche se encendió. Es un símbolo de Jesús vivo. Como nos ilumina, debemos de iluminar. Como nos enseña el camino, debemos de ser guía para los demás. Y en los momentos difíciles, es él el que nos hace comprender las Escrituras.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA: Hch 10:34, 37-43
La resurrección de Cristo es el centro del mensaje evangélico. Jesús es consagrado como el Salvador del mundo, y los apóstoles se convierten en sus testigos. Este es el fundamento de la fe cristiana.
SALMO RESPONSORIAL: Sal 118:1-2, 16-17, 22-23
R/ ESTE ES EL DIA EN QUE ACTUÓ EL SEÑOR:
SEA NUESTRA ALEGRÍA Y NUESTRO GOZO.
1. Den gracias al Señor, pues él es bueno,
pues su bondad perdura para siempre.
Que lo diga Israel:
¡su bondad es para siempre! R/
2. La diestra del Señor lo ha enaltecido,
la diestra del Señor hizo proezas!"
No, no moriré, sino que viviré
y contaré las obras del Señor. R/
3. La piedra rechazada por los maestros
pasó a ser la piedra principal;
ésta fue la obra del Señor,
no podían creerlo nuestros ojos. R/
SEGUNDA LECTURA: Col 3:1-4
El cristiano no puede conformarse con los valores puramente terrenos, sino que debe orientar toda su vida hacia Cristo. El Señor resucitado es nuestra guía y el fin al que nos encaminamos.
SECUENCIA
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
-A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos:
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
ALELUYA: 1 Co 5:7-8
Aleluya, aleluya.
Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo.
Así, pues, celebremos la Pascua.
Aleluya, aleluya.
EVANGELIO SEGUN SAN JUAN: Jn 20:1-9
La tumba vacía es uno de los símbolos más hermosos de la resurrección. Que Jesús haya resucitado significa precisamente que la muerte ha sido vencida y junto con ella han sido vencidos todos los enemigos de la vida verdadera.
Comentario Al Evangelio
La resurrección de Cristo constituye un misterio de fe, un horizonte de esperanza y un acontecimiento de amor.
Jesús, vencedor de la muerte, ha realizado su subida al Padre y nos comunica el Espíritu por medio del cual sigue presente en medio de nosotros.
El evangelio nos hace ver cómo llegan los discípulos a la convicción de que Jesús ha resucitado. Ellos toman conciencia de que la cruz no ha sido el final, sino el inicio del retorno de Jesús al Padre y de su glorificación. Los discípulos viven un proceso de descubrimiento, recorren un camino lleno de sorpresas, que se inicia con la constatación de que el sepulcro está vacío, y concluye con la fe en la resurrección.
El evangelio muestra también que es una comunidad de personas diversas la que busca los signos que les ayuden a superar el escándalo de la cruz. Y es, además, una comunidad contristada, encerrada en sí misma por miedo, y que comienza a reaccionar y a recobrar la fe. A pesar de las advertencias que les había hecho, el final de su Maestro había significado para ellos un fracaso total que echó por tierra sus esperanzas. No obstante, recuerdan las enseñanzas de los profetas y lo que dicen los salmos: no me abandonarás en el reino de los muertos, no permitirás que tu siervo vea la corrupción (Sal 16, 10). Repasan y revisan a la luz de la Escritura todo lo vivido con su Maestro y lo sucedido aquel viernes. Jesús tiene que estar vivo, piensan. Y reaccionan, buscan, indagan, disciernen los signos.
En Magdalena, Pedro y Juan está representada el ansia de la Iglesia por discernir los signos del Resucitado sobre todo en situaciones adversas o dolorosas. Todos están en la Iglesia y a todos mueve la misma ansia de la presencia del Señor. María Magdalena fue muy de mañana al sepulcro y regresó corriendo adonde estaban Simón Pedro y el otro discípulo a quien Jesús tanto quería; éstos por su parte salieron corriendo… En ellos aparece reflejada la búsqueda del cristiano que no se dejar abatir por las frustraciones y adversidades que conmueven su fe.
Vio y creyó. No había comprendido la Escritura… (vv. 8-9). Juan subraya la importancia de la Sagrada Escritura para comprender los signos en la historia. Si el discípulo hubiese comprendido la Escritura, le habría bastado quizá el primer anuncio de la Magdalena, para tomar conciencia de la presencia del Señor. Pero al faltarle esta comprensión, necesita “ver y tocar”. Leer la Escritura, revisar nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios es el medio poderoso para advertir la presencia de Dios en todas las circunstancias oscuras por las que atravesemos.
La tumba vacía y las vendas vacías no son una prueba contundente (los enemigos de Jesús dirán que sus seguidores robaron el cuerpo), pero sí son un signo de que la resurrección es un hecho consumado: Jesús ha vencido a la muerte. Necesitamos los ojos creyentes del discípulo para descubrir a ese Jesús que vive en el mismo corazón del mundo y que se muestra en múltiples presencias, todas ellas liberadoras.
El discípulo al que Jesús quería es una figura emblemática, el relato evangélico nos invita a identificarnos con él. Vivimos una época que exacerba el valor de los sentidos, hasta hacernos pensar que sólo existe y cuenta lo contante y sonante, lo que hacemos o podemos transformar. La dimensión de lo trascendente queda así a menudo arrinconada y sofocada. Por eso, a muchos, incluso entre creyentes de misa dominical, les resulta difícil creer realmente en la resurrección y, en consecuencia, demostrar en su vida práctica que no somos seres para la muerte, ni todo acaba en la muerte. La Pascua nos invita a aceptar la buena noticia de que el Crucificado vive y proclamarla a través de nuestro trabajo, en la tarea concreta que debemos ejercer, cada cual según su vocación, pues este es realmente un medio indispensable para la evangelización.
Cristo resucitado está en la comunidad de los que anuncian su mensaje, celebran los sacramentos y testimonian su amor. Se encuentra, sobre todo, en lo más vivo y profundo de la eucaristía. También en los hermanos necesitados que han de ocupar el centro de nuestro interés, porque Cristo se identifica con cada uno de ellos. El verdadero discípulo descubre en profundidad la presencia y acción del Resucitado en las distintas áreas de la sociedad y se esfuerza por transparentar con la fuerza de su testimonio el rostro luminoso y amable de Jesús en el mundo.
Tomado de: Jesuitas Liturgia