Otras Lecturas

Iglesia San Ignacio

 

18 De Mayo De 2025

 

 

 

La nueva ley del amor, el amor recíproco, es lo que define la condición de cristiano. El trabajo misionero debe de ser eso: semilla de amor, y así crecerán las comunidades de creyentes para lograr una nueva humanidad en la que Dios habite entre los hombres y desaparezca el dolor y la muerte.

ORACION COLECTA

Oh Dios, que siempre nos acompañas, tú, al resucitar a Cristo de entre los muertos, nos has mostrado tu amor sin límites. Te pedimos que también nosotros, amándonos mutuamente, demos testimonio de ti que eres el Amor mismo. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA: Hch 14:21-27

La lectura de los Hechos de los apóstoles nos habla de la fe de Pablo y Bernabé. Una fe capaz de contagiar a otros y que es mas fuerte que todas las persecuciones y todos los problemas.

SALMO RESPONSORIAL: Sal 145:8-9, 10-11, 13-14
R/ BENDECIRÉ TU NOMBRE POR SIEMPRE JAMÁS, DIOS MÍO, MI REY.

1. El Señor es ternura y compasión,
paciente y lleno de amor.
El Señor es bondad para con todos,
sus ternuras están en todas sus obras. R/

2. Te den gracias, Señor, todas tus obras,
te bendigan tus amigos;
que hablen de la gloria de tu reino
y anuncien tus hazañas. R/

3. Para que vean los hombres tus proezas,
el brillo y la gloria de tu reino.
Tu reino es reino por todos los siglos,
y tu imperio por todas las edades. R/

 

SEGUNDA LECTURA: Ap 21:1-5

La finalidad de la obra de Cristo es lograr una nueva humanidad en la que Dios habite, en la que las lágrimas se conviertan en gozo y la muerte en vida. Un cielo nuevo y una nueva tierra que debemos ayudar a construir.

ALELUYA: Jn 13:34


Os doy un mandamiento nuevo -dice el Señor-: que os améis unos a otros, como yo os he amado.

 

EVANGELIO SEGUN SAN JUAN: Jn 13:31-33, 34-35

Guiados por el Espíritu de Dios debemos continuar la obra de Cristo en el mundo. Amar como él amó, perdonar como él perdonó y, de ese modo, dar testimonio de que Jesús ha resucitado y sigue caminando junto a nosotros.

Comentario Al Evangelio

Jesús en la Ultima Cena se está despidiendo de sus apóstoles y les está dando sus últimas recomendaciones para que cuando Él suba al cielo, ellos puedan seguir realizando su misma obra. Y una de estas últimas enseñanzas y muy importante es el Mandamiento Nuevo: les doy un mandamiento nuevo que se amen unos a otros como yo los he amado.

En esto se conocen los discípulos de Jesús, es su marca, el amor. Y esta es la única norma de conducta que El nos quiere dejar. El amor es la motivación que debemos tener en todas nuestras acciones, es la guía de toda nuestra conducta. Pero para que no queden ambigüedades Jesús habla de qué forma hay que amar: amar como El mismo nos ha amado. Ese es el verdadero amor y esa es la medida: nos debemos amar como El nos ha amado. Y es muy necesaria esta referencia porque a veces se llama amor a muchas actitudes que en realidad no lo son; la verdad del amor brota de la llaga abierta de su Corazón.

Para saber cómo es el amor de Cristo, podemos abrir el Evangelio y descubrir este amor en cada una de sus páginas. Pero también cada uno de nosotros podría abrir las páginas de su propia vida; y así al descubrir cómo nos ha amado Cristo aprenderíamos cómo debemos amar.

Hay algún paralelo entre esta enseñanza, y la que el mismo Jesús nos dio cuando nos explicaba la conducta del cristiano en el Sermón del Monte: sean perfectos, como el Padre Celestial es perfecto. Nuestro modelo de perfección es Dios mismo; y de la misma manera la meta de un cristiano es imitar a Cristo en el amor, amar como Cristo. Son dos enseñanzas similares: ser perfectos como el Padre Celestial, amar como ama Cristo. Y es que en las entrañas de nuestro ser llevamos el sello de Dios mismo: el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, por eso, hay que hacer todo de la manera que Dios lo haría, para no frustrar nuestra semejanza con Dios, nuestra íntima esencia.
En todo lo que hacemos debemos intentar parecernos a Dios. Y más aún sabiendo por la revelación de Jesús, que Dios mismo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, habitan en nuestros corazones.

Hay otra referencia parecida en San Pablo, cuando habla del matrimonio cristiano y dice a los esposos, que amen a sus esposas como Cristo ama a su Iglesia. De nuevo el amor de Cristo como modelo del amor de un cristiano, en esa situación particular del matrimonio.

¿Y cómo ama Cristo? Volvemos a preguntarnos. Habría que recorrer cada uno de los momentos de la vida de Cristo, para descubrir el gran amor con que vivió cada situación de su vida y cada acción que realizó. Su entrega en la Encarnación, ese lanzarse al abismo del anonadamiento, para hacerse semejante a nosotros, y poder así realizar nuestra salvación: y su voluntad de no ahorrarse las etapas de la infancia desvalida, y de la niñez insignificante. ¿Qué necesidad tenía de hacerlo? Tenía un amor infinito que le impulsaba a cada momento. Un amor que se manifiesta en cada milagro, en cada persona que cura. Cuando detiene el cortejo fúnebre del hijo de la viuda de Naím, cuando llora ante la tumba de Lázaro, cuando multiplica los panes, porque le da lástima de esa multitud hambrienta. Todo lo fue desarrollando impulsado por su Corazón. Y no es necesario detenerse excesivamente en el amor que derrocha en los últimos momentos de su vida, porque en cada escena surge la llama de su amor.

Cuando hace el milagro de la Eucaristía, y afirma su voluntad de perpetuarse entre nosotros, de nuevo lo que le mueve es el amor. Cuando está en el Huerto abrumado por una tremenda responsabilidad por haber asumido los pecados del mundo; y sufriendo una angustia mortal. Y todo esto por el amor que me tiene. Así voy poco a poco entendiendo lo que significa: les doy un Mandamiento Nuevo, que se amen unos a otros como yo los he amado. Cuando muere en la Cruz, cuando incluso pasa por la oscuridad del sepulcro. Pero incluso cuando resucita, lo que manifiesta es su gran amor. En cada una de las apariciones a sus apóstoles está manifestando ese amor, que lo impulsó siempre. Y que quiere que sea nuestra motivación para actuar en la vida. Y nos hace ver que todo se reduce a eso: sólo nos da un mandamiento, que es Nuevo, porque es su amor convertido en ideal de vida y de conducta, para todo el que quiera seguirle.

Mucho podría cada uno añadir de las muestras personales de amor que nos ha dado Jesús. Meditando en todo eso podremos desentrañar este mandamiento nuevo: ámense unos a otros como yo los he amado.

 

 

Tomado de: Jesuitas Liturgia