29 De Junio De 2025
Queridos hermanos, celebramos hoy, unidos en un entrañable recuerdo, la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, dos grandes apóstoles y columnas de la Iglesia, testigos de la fe y del amor de Cristo. Ambos fueron llamados por Cristo Jesús: el uno, junto al lago de Genesaret; el otro, en el camino de Damasco, donde iba para perseguir a los cristianos. Ambos respondieron con prontitud y se convirtieron en personajes importantísimos en la historia de la primera comunidad.
La experiencia es el fundamento de la fe. Pedro se afianzó en ella tras la liberación; Pablo le recuerda a Timoteo la gran ayuda que en toda su vida el Señor le concedió, y en el Evangelio es Pedro el que confiesa la identidad de Jesús basándose en su experiencia.
ORACIÓN COLECTA
Señor, tú que nos llenas de santa alegría en la celebración de la fiesta de san Pedro y san Pablo, haz que tu Iglesia se mantenga siempre fiel a las enseñanzas de aquellos que fueron fundamento de nuestra fe cristiana. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA: Hch 12: 1-11
"El Señor ha enviado su ángel para salvarme" Esta experiencia de Pedro la podemos tener todos si recordamos las veces que el Señor, por medio de nuestros hermanos, nos ha ayudado en los sinsabores y en los temores.
SALMO RESPONSORIAL: Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9
R/ EL SEÑOR ME LIBRÓ DE TODAS MIS ANSIAS.
1. Bendeciré al Señor en todo tiempo,
No cesará mi boca de alabarlo.
Mi alma se enorgullece en el Señor,
Que lo oigan los humildes y se alegren. R/
2 Engrandezcan conmigo al Señor
Y ensalcemos a una su Nombre.
Busqué al Señor y me dio una respuesta
Y me libró de todos mis temores. R/
3. Mírenlo y quedarán iluminados,
No asomará en sus caras la vergüenza.
Este pobre gritó y lo oyó el Señor. R/
4. Acampa el mensajero del Señor
Junto a los que lo temen, y los salva.
Hagan la prueba y vean cuán bueno es el Señor:
¡dichoso aquel que busca en Él asilo! R/
SEGUNDA LECTURA: 2 Tm 4:6-8, 17-18
Pablo, al final de su misión, desde la prisión escribe a Timoteo una carta de despedida. El que se entregó a Cristo a lo largo de sus trabajos apostólicos, está casi deseando unirse a Él con la ofrenda de su propia vida, imitando su sacrificio pascual. Escuchemos atentos.
ALELUYA: Mt 16: 18
Aleluya, aleluya.
Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Aleluya.
EVANGELIO SEGUN SAN MATEO: Mt 16:13-19
Después de su profesión de fe en Jesús, Pedro recibe, no solo las alabanzas del mismo Cristo, sino una misión importante, que le convierte en pilar de la Iglesia.
Comentario Al Evangelio
En este momento de la vida de Jesús, los apóstoles ya han estado bastante tiempo con Él. Y se ha dado a conocer a las multitudes con sus milagros y sus predicaciones en diversas regiones de Israel. Jesús hace una pregunta a sus discípulos ¿quién dice la gente que soy yo? Una pregunta muy importante. No se trata de curiosidad, sino de ver hasta qué punto ha llegado el mensaje que predica. Porque unos lo veían como un simple bienhechor que resolvía los problemas con sus milagros, otros lo veían con agrado por sus palabras hermosas, pero también había quienes lo veían con disgusto, como un peligro, como un pecador inclusive. Tantas formas diferentes como veían a Jesús sus contemporáneos en ese momento y en la actualidad.
Y Jesús les dirige entonces la pregunta a sus discípulos y nos la dirige a nosotros ¿Y vosotros quién decís que soy yo? Entonces Pedro tomó la palabra y dijo… y ahora soy yo mismo el interpelado por esta pregunta que es fundamental: Jesús se dirige a mí y me la pregunta en forma más insistente ¿tú de veras sabes quién soy yo?
Es claro que nadie podrá responder correctamente a esa pregunta, si no lo conoce. Además, se trata de un conocimiento diferente a los otros conocimientos. ¿Podemos llegar a conocerlo? ¿Estaremos alguna vez en capacidad de responderle a la pregunta que El nos hace?
Si nos fijamos bien, en nuestra vida ha habido momentos en que hemos conocido de forma especial a Jesús, y poco a poco esos conocimientos se han ido juntando para ir formando su imagen en nuestro corazón. Porque, y esto es claro, a esa pregunta de Jesús solo se responde con el corazón.
Quizá la primera experiencia del conocimiento de Jesús, fue esa noche víspera de nuestra Primera Comunión. Estábamos en el umbral de la niñez (a punto de salir de ella) y todo nuestro candor se convirtió en una ilusión pura: al día siguiente recibiríamos por primera vez al amigo Jesús: estar con Él era en ese momento lo más importante de nuestra vida. Y así esa podría ser una respuesta (aunque incompleta) a la pregunta de Jesús: Señor, tú fuiste la mayor ilusión de mi niñez.
Pero hay más y mucho más. Seguramente hemos tenido clases sobre la vida de Jesús y de su misterio, clases de biblia y teología. Lecturas que nos han enardecido. Todo eso se ha ido acumulando para ayudar a formar también esa respuesta. Pero lo principal son esas experiencias hondas, que nos han acercado al conocimiento interior. Alguna vez en especial hemos sentido el peso de nuestro pecado, nos hemos sentido sucios y desalentados. Quién me devolviera la ilusión y me permitiera volver a comenzar y en ese momento apareció Él a través de una confesión honda y suplicante; y salimos de ese perdón con la sensación de que Él nos había abrazado y que empezábamos de nuevo a estrenar la vida. Y así también podríamos responder a la pregunta, diciendo: Tú Jesús fuiste el que me devolvió la dignidad perdida y me hiciste vivir de nuevo con ilusión.
¿Quién dices tú que soy yo? Jesús nos pregunta y nuestra experiencia de vida le va contestando, etapa por etapa. ¿Y cuántos otros momentos en que lo hemos visto? En la intimidad del silencio, en la oración, cuando toda nuestra vida quiere convertirse en adoración a nuestro “único Amor” su imagen se va completando en nuestro corazón. Y en algunos momentos nuestra única respuesta a su pregunta es mirarlo con los ojos cerrados sabiendo que Él es capaz de leer en nuestro centro mismo la respuesta para la cual no encontramos palabras suficientes. Y terminaríamos diciéndole pobremente: JESÚS TU ERES TODO.
Qué pregunta tan sorprendente ¿quién dices tú que soy yo? La pregunta central, a la cual vale la pena dedicarle toda la vida.
Tomado de: Jesuitas Liturgia