Invitación al gozo. No es un gozo vacío ...
Reflexion Sobre El Domingo
Invitación al gozo. No es un gozo vacío, superficial o sin sentido; es una alegría que se fundamenta en una cercana compañía, en la cercanía del Señor. La vida nos ofrece un panorama no muy optimista: guerras, hambre, injusticias, odios, egoísmos, violencia, muertes... Quizás tampoco nuestra vida diaria nos dé muchas opciones para la alegría. ¿Es posible vivir contentos en medio de toda esta realidad? ¿No es una utopía?
La alegría cristiana se apoya en la certeza de la presencia del Señor. El cristiano posee el poder de vivir lo que a los demás les cuesta más. Todos, unos y otros, buscamos lo que es justo, noble y verdadero; pero el cristiano tiene una mejor luz para encontrarlo, una seguridad especial: la fe en la presencia del Señor.
Preocupaciones y penas, luces y sombras son el pan nuestro de todos los días. Pero la fe en el Señor, su Evangelio, anima a caminar entre ellas. Transmite el mensaje de que no voy solo, de que alguien me acompaña, y ese alguien me quiere, me ama.
El cristiano debe de transmitir un mensaje y comunicar al mundo el gozo de la espera y la alegría de la fe. La espera del Señor que no duda en hacerse débil para comprender mejor. La fe que da sentido al sinsentido diario da amor y ayuda donde reina el odio y el egotismo.
Pablo nos invita, para vivir siempre alegres, a ser sobrios y rectos en el uso de los bienes de la tierra, a la oración y a la acción de gracias. El Bautista nos exhorta también a compartir y ayudar al prójimo.