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¡Jesús, Yo Confio En Ti!

Nuestro Señor se apareció a Sor María Faustina, religiosa de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Madre de Dios (Magdalenas), desde 1931 a 1938, en Plock (Polonia). y le ordenó: "Pinta una imagen que de Mi, según la visión que de Mí tienes, con la inscripción: ¡JESÚS, YO CONFIO EN TI!"

 

"Los rayos del cuadro representan la Sangre y el agua que brotaron del fondo de Mi Misericordia, cuando Mi Corazón, agonizante, fue abierto por la lanza en la Cruz. Los rayos pálidos simbolizan el Agua, que purifica el alma, y los rayos rojos representan la Sangre, que es la vida del alma. Estos rayos protegen al alma de la Ira de MI Padre. Feliz el que viva bajo su sombra, porque la mano de la justicia de Dios nunca le alcanzará". Palabras de Nuestro Señor a Sor María Faustina.

 

El día de la fiesta (el primer domingo después de Pascua), que es el segundo domingo de Pascua, que actualmente se conoce como el Domingo de la Divina Misericordia. La elección del primer domingo después de Pascua no es casual, pues este día coincide con la octava de la Resurrección que corona la celebración del Misterio Pascual de Cristo. En la liturgia de la Iglesia, este período manifiesta con más claridad que los demás que el misterio de la Divina Misericordia fue revelado de la forma más plena a través de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. La institución de la Fiesta de la Divina Misericordia, justo después de la liturgia de la Pasión y Resurrección de Cristo, destaca la fuente y el motivo de los misterios de la fe que se viven en esos días, que es, por supuesto, cuya fuente es la Misericordia de Dios.

 

La fiesta de la Misericordia no sólo es un gran día en el que rendimos honor a Dios en el misterio de su Misericordia, sino también un día de grandes gracias, puesto que el Señor asoció grandes promesas a este día. Jesús dijo que, en este día, están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata (Diario 699). En este día, todas las personas, incluso aquellos que antes no eran devotos de la Divina Misericordia y ahora se conviertan, podrán participar de todas las gracias que el Señor les haya preparado para esta fiesta. Sus promesas incluyen no sólo las gracias sobrenaturales sino también beneficios en la vida terrenal, cuyo alcance no tiene límites. Las personas que confíen en Él podrán pedir por sí mismos y por los demás, siempre y cuando el objeto de la oración sea conforme a la voluntad de Dios, es decir, que lo que se pide sea bueno para el hombre desde la perspectiva de la eternidad. Las gracias que necesitamos para nuestra salvación siempre son conformes a la voluntad de Dios, porque no hay nada que Dios Padre desee tanto como la salvación de las almas por las cuales Jesús entregó su vida. Por lo tanto, en el día de la Fiesta de la Misericordia todas las gracias y beneficios están al alcance de todas las personas y comunidades, siempre y cuando las pidan con confianza.
 

 

 

 

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