Mirar a Dios
Era una persona atormentada por sus pecados pasados y por sus actuales fallos. Se pasaba la vida dando vueltas a su conciencia. No se atrevía a mirar a Dios.
Un día, levanto su rostro y, tembloroso, miro a los ojos de Dios, y con sorpresa cuando solo esperaba reproches y reprimendas, oyó que Dios le decía:
- Te amo.
Volvió a mirar, perplejo, y Dios seguía diciéndole:
- Te amo.
Aquella mirada a los ojos del Señor cambio su vida.
***************************
Aunque no somos nada expertos en conocernos, sí que lo somos, y mucho, en mirarnos. Gastamos demasiado tiempo en examinarnos a nosotros mismos y muy poco en contemplar al Señor.
Necesitamos más mirar a Dios. Si nos paramos a contemplarle, veremos que también nos dice: “Te amo”. Eso es el Evangelio, la “gran noticia”.
¿Por qué me costara tanto creer- en serio- que Dios me quiere de verdad? “Dios no es más que Amor y Misericordia” (Santa Teresita del Niño Jesús).