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Los Tres Dones De Dios

Es dejándose «misericordiar» por Dios como se pueden hacer propios sus «dones irrevocables: la elección, la promesa y la alianza». Lo afirmó el Papa, confiando que ve, de forma particular, estas tres realidades «cada vez que vienen a mí novios para que les bendiga los anillos: la elección —se eligen mutuamente—, la promesa de llevar la vida adelante juntos y la alianza». Y precisamente «por esto el matrimonio está entre las figuras más perfectas del don de Dios». Este es el hilo conductor de la meditación que Francisco, invitando a todos a un examen de conciencia, propuso el lunes por la mañana, 6 de noviembre durante la misa celebrada en Santa Marta.

 


«En este pasaje de la carta a los Romanos —hizo notar enseguida el Pontífice haciendo referencia al episodio (11, 29-36) propuesto por la liturgia— Pablo está terminando su reflexión sobre la elección de Dios a los israelitas y sobre la elección a los gentiles: es toda una argumentación teológica que Pablo debe hacer para convencer que los dos son elegidos, han sido elegidos». Y «termina con esta frase, fuerte: “los dones y la vocación de Dios son irrevocables». Como diciendo «cuando Dios da un don, este don es irrevocable: no lo da hoy y lo quita mañana» y «cuando Dios llama, esta llamada permanece toda la vida».


«Han sido tres en la historia de la salvación —explicó el Pontífice— los dones, las llamadas de Dios a su pueblo: la elección, la promesa y la alianza, es decir el don de la elección, el don de la promesa y el don de la alianza».


«El Pueblo de Dios es un pueblo elegido» afirmó Francisco, recordando que «es precisamente el Señor quien elige a Abraham —el primer elegido— y lo lleva adelante con una promesa y hace con él y con sus sucesores una alianza». Y «es precisamente el Señor quien continúa subrayando, reforzando la elección». De hecho, prosiguió el Papa, «en el ciclo de Abraham, en el Génesis, cuántas veces el Señor dice: “sí, yo te he elegido”, y cuántas veces subraya y repite la promesa: “yo te daré un hijo, pero no este, otro” —“¿Pero a los noventa años?”— “¡A los noventa años!”».


Esta es «la promesa», hizo presente Francisco remarcando el hecho de que «el Señor continuamente celebra la alianza, esa alianza sellada por Él desde el principio». Y «esta es la historia de la salvación», explicó el Papa, «pero el Señor nunca, nunca vuelve atrás». Por tanto «estos dones de la elección, de la promesa y de la alianza son irrevocables: para el Pueblo de Dios, para la Iglesia y también para cada uno de nosotros». Porque, aseguró el Pontífice, «cada uno de nosotros ha sido elegido; cada uno de nosotros es un elegido, una elegida de Dios; cada uno de nosotros lleva una promesa que el Señor ha hecho: “Camina en mi presencia, sé irreprensible y yo te haré esto”».


Y todavía, añadió Francisco, «cada uno de nosotros hace las alianzas con el Señor». En realidad, precisó el Papa, estas alianzas con el Señor «puede hacerlas, no quiere hacerlas: es libre. Y esto es un hecho».

 

 

(Fuente:  L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 45, viernes 10 de noviembre de 2017)

 

 
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