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El día más importante y el día más triste de Jesús

Hace unos días publicábamos en esta página la invitación que nos hizo el Papa Francisco a ser conscientes del dolor que sufren nuestros hermanos venezolanos “Hago un llamamiento para que se ponga fin a la violencia y se encuentre una solución pacífica y democrática a la crisis”. Su invitación era para unirnos en oración y pedir por la paz de esta nación ¡Qué Nuestra Señora de Coromoto interceda por Venezuela! Y todos nosotros rezamos a Nuestra Señora de Coromoto por Venezuela.

 

En ese mismo artículo los invitamos a una Hora Santa en la que nos uniríamos para rogar a Dios por esta intención, es por eso que el pasado 23 de julio tuvimos un hermoso momento de encuentro con Jesús Sacramentado; el Padre Arturo Martín nos hizo una hermosa meditación presentándonos “El día más importante y el día más triste de Jesús” recalcando que Jesús después de habernos entregado el regalo de la Eucaristía tiene que sufrir porque es traicionado y condenado injustamente; estas palabras del Padre hicieron que nuestro corazón y nuestro espíritu se trasladaran hasta nuestra hermana nación Venezolana, donde, hoy día, tantas personas sufren, por el maltrato y el dolor de la injusticia social.

 

Muchos podrán preguntarse y ¿qué se ha logrado con esto?, la verdad, externamente nada, porque solo éramos un puñado de personas reunidas a miles de kilómetros de distancia de esas personas que sufren tan injustamente, pero estamos convencidos de que espiritualmente hemos sido el apoyo para muchos de ellos que ya se sentían sin fuerzas para vivir, nuestra oración llegó y les dio un soplo de esperanza a sus corazones, se sintieron acompañados y queridos, aun en medio del dolor, y gracias a nuestra oración hoy están dispuestos a seguir adelante pidiendo y trabajando por alcanzar la paz.


El proceso para llegar a alcanza esta ansiada paz y libertad es largo, pero no imposible, tenemos el ejemplo de Jesucristo, quien después de tanto dolor y sufrimiento aceptado lo llevó a la gloria de la resurrección. Estamos convencidos que éste, que es el tiempo más triste de Venezuela, se convertirá el uno de los más importantes, porque a ellos el dolor y la prueba los hará un pueblo más fuerte, más unido, más amante de la paz y muy solidario con el resto de la humanidad.


¡Qué Nuestra Señora de Coromoto interceda por Venezuela!

h.i.s.
 

 

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