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Decimocuarto Domingo Del Tiempo Ordinario

 

9 De Julio De 2023

 

El Mesías humilde anunciado por el profeta y llamado a establecer un orden de paz en todo el mundo es Cristo, que enseña a los sencillos de corazón los misterios de su Reino invitándoles a buscar en él descanso. Los que le siguen poseen ya las simientes de la vida, y el Espíritu habita en ellos.

 

ORACION COLECTA

Padre nuestro, señor de los cielos y tierra, tu Hijo Jesús siempre orece su descanso al que está cansado por el peso de la vida. Haz que los que aquí reunidos sepamos llevar la paz de Cristo a un mundo agobiado por las luchas y los problemas. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA: Za 9:9-10

El profeta anuncia la llegada de un rey humilde y sencillo. Un rey que nos enseñará que la mansedumbre y justicia son armas mucho más poderosas que la fuerza y el engaño.

SALMO RESPONSORIAL
R/ TE ENZALSARÉ, DIOS MÍO, MI REY, BENDECIRÉ TU NOMBRE POR SIEMPRE JAMÁS.

Te celebro, oh mi Rey mi Dios,
Y bendigo tu nombre para siempre.
Deseo bendecirte cada día,
Alabaré tu Nombre para siempre.

El Señor es ternura y compasión,
Paciente y lleno de amor.
El Señor es bondad para con todos,
Sus ternuras están en todas sus obras.

Te den gracias, Señor, todas tus obras,
Te bendigan tus amigos;
Que hablen de la gloria de tu reino
Y anuncien tus hazañas.

Fiel es el Señor en todas sus palabras
Y bondadoso en todas sus obras.
Sostiene el Señor a todos los que caen,
A los que están convocados endereza.


SEGUNDA LECTURA: Rm 8:9, 11-13

El apóstol San Pablo nos recuerda que en nuestros corazones habita el Espíritu Santo y nos invita a vivir guiados por su voz.


ALELUYA

Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
Aleluya, aleluya.


EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO: Mt 11;25-30

Solamente los humildes pueden ser sabios en las cosas de Dios. Meditemos la lectura del evangelio de san Mateo y pidámosle a Jesús nos haga buenos discípulos suyos.

 


La Pasión Por La Evangelización: El Celo Apostólico Del Creyente 17. Testigos: Santa María Mackillop

 

¡Hoy tenemos que tener un poco de paciencia, con este calor! ¡Gracias por haber venido con este calor, con este sol, muchas gracias por vuestra visita!

 

En esta serie de catequesis sobre el celo apostólico, estamos viendo algunas figuras ejemplares de hombres y mujeres de todo tiempo y lugar, que dieron la vida por el Evangelio. Hoy nos vamos lejos, a Oceanía, un continente formado por muchísimas islas, grandes y pequeñas. La fe en Cristo, que tantos emigrantes europeos llevaron a esas tierras, echó raíces pronto y dio frutos abundantes (cfr. Exhort. ap. postsin. Ecclesia in Oceania, 6). Entre ellos está una religiosa extraordinaria, santa Mary MacKillop (1842-1909), fundadora de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, que dedicó su vida a la formación intelectual y religiosa de los pobres en la Australia rural.


Mary MacKillop nació cerca de Melbourne de padres que emigraron a Australia desde Escocia. De niña, se sintió llamada por Dios a servirlo y testimoniarlo no solo con las palabras, sino sobre todo con una vida transformada por la presencia de Dios (cfr. Evangelii gaudium, 259). Como María Magdalena, que fue la primera en encontrar a Jesús resucitado y fue enviada por Él a llevar el anuncio a los discípulos, Mary estaba convencida de ser ella también enviada a difundir la Buena Noticia y a atraer a otros al encuentro con el Dios viviente.


Leyendo con sabiduría los signos de los tiempos, entendió que para ella la mejor forma de hacerlo era a través de la educación de los jóvenes, siendo consciente de que la educación católica es una forma de evangelización. Es una gran forma de evangelización. Así, si podemos decir que «cada santo es una misión; es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar, en un momento determinado de la historia, un aspecto del Evangelio» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 19), Mary MacKillop lo fue sobre todo a través de la fundación de escuelas.


Una característica esencial de su celo por el Evangelio consistía en cuidar de los pobres y los marginados. Y esto es muy importante: en el camino de la santidad, que es el camino cristiano, los pobres y los marginados son protagonistas y una persona no puede ir adelante en la santidad si no se dedica también a ellos, de una forma u otra. Estos, que necesitan de la ayuda del Señor, llevan la presencia del Señor. Una vez leí una frase que me impresionó; decía así: “El protagonista de la historia es el mendigo: los mendigos son aquellos que atraen la atención sobre la injusticia, que es la gran pobreza en el mundo”, se gasta el dinero para fabricar armas y no para producir comidas…. Y no lo olvidéis: no hay santidad si, de una manera u otra, no hay cuidado de los pobres, los necesitados, de aquellos que están un poco al margen de la sociedad. Este cuidar de los pobres y de los marginados impulsaba a Mary a ir a donde otros no querían o no podían ir. El 19 de marzo de 1866, fiesta de San José, abrió la primera escuela en un pequeño suburbio al sur de Australia. Le siguieron tantas otras que ella y sus hermanas fundaron en las comunidades rurales de Australia y Nueva Zelanda. Se multiplicaron, porque el celo apostólico hace así: multiplica las obras.

 

 

(Audiencia General de miércoles 28 de junio)

 

 

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