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El Santísimo Cuerpo Y Sangre De Cristo

 

11 De Junio De 2023

 

La vida es como el desierto por el que el pueblo elegido caminó. Cristo se nos da como el alimento prefigurado por el maná en el desierto. La Eucaristía es la mesa de común unión con Cristo y con los hermanos. El que disfruta de este alimento camina hacia la vida eterna.
 


 

ORACION COLECTA

Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos.

 

PRIMERA LECTURA: Dt 8:2-3, 14-16

Las dificultades que sufre el pueblo de Israel en su andar por el desierto son una ocasión para que Israel y Dios se acerquen; para que Israel conozca la voluntad y el amor que Dios le tiene. Lo mismo sucede con nuestras dificultades y con nuestro caminar por el desierto de la vida diaria.

 

SALMO RESPONSORIAL
R/ GLORIFÍCA AL SEÑOR, TU DIOS

¡Glorifica al Señor, Jerusalén;
A tu Dios alaba, oh Sión!
El refuerza las trancas de tus puertas
Y bendice a tus hijos en tu seno.

Guarda en paz tus fronteras,
Te da del mejor trigo en abundancia.
Si a la tierra envía su mensaje,
Su palabra corre rápidamente.

A Jacob le revela su palabra,
Sus leyes y sus juicios a Israel.
Con ningún otro pueblo ha actuado así,
Ni les dio a conocer sus decretos.


SEGUNDA LECTURA: 1 Cor 10:16-17

La Eucaristía nos recuerda que somos miembros de una misma familia. Una familia nacida del sacrificio de Cristo, de su amor por nosotros hasta entregar su vida en la Cruz.


ALELUYA

Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo—dice el Señor—quien coma de este pan vivirá para siempre.
Aleluya, aleluya.


EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN: Jn 6:51-58

La Eucaristía es pan que da vida, pero vida eterna. La Eucaristía nos une a Jesús que venció la muerte y nos hace andar su mismo camino hacia la resurrección.

 

 

 

Comentario Del Evangelio
San Agustín Obispo

 


Esto que vez sobre el altar de Dios es un pan y un cáliz: de ello dan testimonio sus mismos ojos; en cambio, su fe les enseña a ver en el pan el cuerpo de Cristo, y en el cáliz la sangre de Cristo. Se los he dicho en breves palabras, y quizá a la fe le sea suficiente; pero la fe desea ser instruida. Podrán ahora replicarme: Nos has mandado que creamos, explícanoslo para que lo entendamos. Puede, en efecto aflorar este pensamiento en la mente de cualquiera: Sabemos de quién tomó la carne nuestro Señor Jesucristo: de la Virgen María. De niño fue amamantado, alimentado, creció, llegó a la edad juvenil, fue muerto en el madero, fue bajado de la cruz, fue sepultado, resucitó al tercer día y, el día que quiso, subió al cielo llevándose allí su propio cuerpo; de allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos, allí está ahora sentado a la derecha del Padre: ¿cómo el pan puede ser su cuerpo? Y el cáliz, o lo que contiene el cáliz, ¿cómo puede ser su sangre?


Estas cosas, hermanos, se llaman sacramentos, porque una cosa es lo que se ve y otra lo que se sobreentiende. Lo que se ve tiene aspecto corporal, lo que se sobreentiende posee un fruto espiritual. Si quieres comprender el cuerpo de Cristo, escucha al Apóstol dirigiéndose a los fieles: Ustedes son el cuerpo de Cristo y sus miembros.

Por tanto, si ustedes son el cuerpo de Cristo y sus miembros, sobre la mesa del Señor está colocado su misterio: reciben su misterio. A lo que son responden: Amén, y al responder lo suscriben. En efecto, se te dice: El cuerpo de Cristo, y respondes Amén. Sé miembro del cuerpo de Cristo y tu Amén será verdadero. Continuará…

 

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